MAMITA, LOS CHILENOS!


 

Acabo de recibir un correo que me insta a no olvidar. Contiene una serie de frases publicadas en los diarios de Chile, en la época de la Guerra del Pacífico. En 1979 hizo cien años del asunto. De pronto el correo querría pedir que no perdonara.

No estoy de acuerdo. La lectura de este correo y muchos más que se reciben en el mismo tono trata de provocar un revanchismo trasnochado. Algo que creo solo está presente en mentes afiebradas (que las hay en los dos países) y en los cálculos que hacen quienes sacan o esperan sacar algún beneficio material. El dicho es muy claro: “A río revuelto, ganancia de pescadores” Siempre hay alguien que se beneficia al final. Fueron las compañías salitreras las que alentaron una guerra que nunca debió haberse dado. Las compañías salitreras acompañadas por las mentes afiebradas de entonces. ¿El resultado? Muerte, desastre y destrucción. Hoy el salitre forma parte de la historia y sin embargo enfrentó a dos pueblos con todo en común y nada en contra. Nada, salvo lo que las mentes afiebradas hicieron parecer como errores u oportunidades inmensas.

Cada vez que veo que se dice que “Chile nos invade” pienso en los miles de peruanos y peruanas que van al sur en busca de lo que aquí, en su país, no encuentran. Pienso en los negocios conjuntos (los “pochtecas” o comerciantes, a pesar de ser despreciados en lo que ahora es México, eran la espina dorsal trabajadora, que sostenía un gran imperio) o en los negocios que ciudadanos peruanos y chilenos tienen en un país que aprenden a conocer y a querer.

Es cierto que no debemos olvidar, porque el que no aprende de sus errores es tonto. Y para eso hay que recordarlos. Pero de allí a querer dejar de perdonar y ver “enemigos” detrás de cada chileno, hay un abismo. Ganan los “señores de la guerra” y quienes los abastecen. Hay mucho dinero en juego internacionalmente. Una guerrita siempre les viene bien porque pueden colocar sus existencias y anotar pedidos. Porque encuentran que por fin pueden justificar una “acción pasiva”. Creo que el país que cae en el juego, eso, cae en la trampa. Trampa que le tendieron otros para llenarse los bolsillos de dinero y la boca de palabras. Tratan de justificar con estas lo que son ganancias.

El “famoso” diferendo entre dos países australes tiene historia, sí. Como lo tiene casi todo. Tiene razones, sí, reales o inventadas.

En un mundo globalizado un conflicto bélico es difícil. Sobre todo entre personas civilizadas. Hay demasiados intereses económicos en juego, para “jugárselos”.

Sin embargo, el ser humano, gran depredador, es solamente eso, al fin y al cabo: un ser humano. Y puede producir guerras porque el pasto del vecino siempre es más verde que el propio. Yo, personalmente, no creo que los chilenos piensen en el Perú como botín de guerra. Económicamente cuentan con muchos adelantos y no perderían lo que consiguieron por un “quítame estas pajas”. Finalmente, es nuestra desidia la que hace que el país sureño nos lleve ventajas. Ellos aprovechan el hueco y se meten. Nosotros nos damos cuenta que hay un hueco, cuando este está ocupado.

¿Debemos vivir en permanente zozobra? Si nos preocupamos de nosotros mismos, de salir adelante como lo  estamos haciendo, bien. Es la manera. De otro modo los “señores de la guerra” y sus proveedores lucrarán a nuestra costa. Como hace 100 años.

SÁBADO POR LA TARDE


 

Cae la noche y cambian los ruidos callejeros y vecinales. Es sábado y se termina un día en el que el bullicio es distinto al de los días de semana. Es claro que los más chicos, aún de vacaciones, aprovechan las horas y en estos momentos, al regresar a casa de la piscina, la playa o el club, alborotan quemando las últimas energías antes de darse una vuelta, en grupo, por la calle montando bicicleta, haciendo piruetas en el skateboard o simplemente contando lo último que vieron. Algunos, más crecidos, irán al cine. Pero en las cercanías cambia el tono. Uno puede darse cuenta por ello, que es sábado por la tarde, casi noche.

Los sábados como hoy, en verano, el sol, como lo dije lleva a los más pequeños a la diversión y el trabajo u otros quehaceres externos ocupan a los mayores.

Salvo ciertos ruidos familiares como los ropavejeros que anuncian su presencia a voces, todo en general está bastante quieto hasta el medio día. Después, conforme avanza la tarde y el calor baja, el ajetreo doméstico va haciéndose notar. En una casa, donde de seguro habrá fiesta esta noche, prueban unos parlantes con el consabido “un, dos, tres, probando…”, ladran algunos perros alterados por la amplificación sonora y en general todo parece conducir hacia la noche. Noche de sábado en verano. Noche de fiestas o de reuniones. Noche en la que se vaciarán algunas botellas de cerveza y circularán piqueos.

Será una noche movida, con música, risas y hablar fuerte. Una noche de llegada de autos, saludos y puertas que se abren y cierran.

Luego, ya de madrugada, todo se va apagando salvo alguno que otro ladrido desvelado, motores que arrancan, despedidas y alguien que no ha encontrado nada mejor que cantar a una hora en la que quisiéramos, por fin, dormir tranquilamente.

Dormir para despertar ya domingo con el pregón de la tamalera. Pero esa es otra historia…

ARCO IRIS


 

Ayer hubo un atardecer insólito en Lima: pudimos ver un arco iris en el cielo.

Luego de muchos años, me llamaron, salí al balcón y lo vi: magnífico y etéreo. Estaba allí, tendiendo su puente de colores en el cielo de un lado a otro. Creo que había gente en la calle que miraba al cielo, en algunos casos, estoy seguro, para ver por primera vez un fenómeno similar. Un portento en el cielo limeño, desacostumbrado a estas cosas. El arco iris, común en lugares donde la lluvia no asombra, es extraño a nuestra ciudad, donde las nubes grises de vez en cuando nos regatean el agua y sin embargo vivimos con un porcentaje de humedad, que por las cifras parece que tuviéramos agallas como los peces, en lugar de pulmones.

El arco iris me trajo a la memoria la olla llena de monedas de oro, que dicen, está al final. Me trajo de regreso los cuentos infantiles donde los enanos eran protagonistas en un mundo mágico y ajeno, indudablemente europeo y trasplantado a esta tierra americana. Recodé también otros arco iris vistos en cielos diferentes, casi siempre después de una lluvia. Y claro, me vino a la memoria la conseja que el arco iris algo debía traer. Sucedería algo y estoy seguro haber bromeado ayer sobre un fenómeno como el temblor de tierra como consecuencia. Sin razón alguna los relacioné, hice alguna broma para nada celebrada al respecto y punto. Hoy en la mañana, cuando empezaba a escribir esto un pequeño sacudón me hizo levantar lo más rápidamente que pude y preguntarle a mi hija menor si ella y mi nieto estaban bien. Alicia, mi esposa, no se dio cuenta del pequeño temblor. Alicia María y la demás familia cercana tampoco parecieron notarlo y si lo hicieron, no le dieron importancia.

Creo que lo uno no tiene que ver con lo otro. Pero curiosamente se han dado dos fenómenos concatenados.

Ahora hay un sol que demuestra que el verano llegó para estar aquí un buen rato y en Facebook leía que una ex alumna mía y en un tiempo compañera de trabajo, lo señala, pidiendo un “piscinazo”.

Pero nos estamos alejando del tema. Hoy “El Comercio” publica fotos y habla del asunto, desmitificándolo con observaciones científicas que lo explican. Bueno. Pero el arco iris estuvo allí, alegrándonos con sus colores, trayendo a la memoria cuentos y a la mente temores que fueron acallados entre risas. Hoy hubo un pequeño temblor. ¿Coincidencia?

ESTAMOS TODO LOCOS?


Ayer me enteré que en un nosocomio habían retenido seis días a un bebé porque sus padres no tenían dinero para pagar. No se trataba al parecer de una operación complicadísima o de una enfermedad que requiriera cuidados caros y especiales. Era simplemente un alumbramiento.

Como no había dinero para pagar los gastos, no se les ocurrió nada mejor que secuestrar al recién nacido, reteniéndolo por seis días. Ha leído bien. Lo que se cometió contra el recién nacido fue SECUESTRO. Y esto, sea cual sea el motivo, está penado por la ley. Es decir que los secuestradores (personal del nosocomio) deben ir ante un juez para que este dicte sentencia y en casos así corresponde la cárcel.

¿Es que hemos trastocado todo? ¿El dinero vale más que la vida humana? ¿Los responsables han sido castigados como merecen? Es aberrante que noticias así lleguen a uno en época en la que tanto se habla de derechos humanos. ¿Es que un recién nacido no los tiene?

El tema me hace recordar a mí mismo hace unos meses cuando me tuvieron que llevar de emergencia a un hospital del Estado. Fueron los bomberos quienes, en medio de la noche, me llevaron al hospital, sin poder moverme por mis propios medios. Allí ingresamos y yo oía incrédulo y sin casi poder hablar que no me recibirían en esa área porque “no me correspondía” Finalmente, después de mucho batallar de mis familiares, sin permiso alguno, me dejaron quienes me transportaban en una camilla, para llevársela e irse. El médico responsable en ese momento del área se negaba a recibirme y a que se fueran dejándome para atención, diciendo que se debía seguir el procedimiento regular (¡era una emergencia!). Y lo más curioso es que era una fecha de celebraciones y él que parecía haber estado haciéndolo, acusaba a los bomberos de haber estado celebrando y tener tragos demás. Finalmente el médico se fue, rumiando su negativa y diciendo “que la unidad estaba a su cargo y que lo que se hacía era irregular” Incluso amenazó a los hombres de rojo, con “hacerlos despedir de su puesto”.

Ahora estoy escribiendo esto por primera vez. Llegó más tarde un amigo médico eminente y conocido y de inmediato me atendieron. No fuera a ser que tuvieran problemas.

Digo yo ¿y si hubiera sido uno más de los miles de hombres, mujeres y niños que pasan por trances similares sin tener ningún “conocido? ¿Y si me hubiera muerto?

Definitivamente algo está mal. Mal desde el comienzo. A la indiferencia se suman el desdén y la ineficiencia asesina.

¿Cómo es posible que se cobre a quienes nada tienen por un servicio que se supone es gratuito? ¿Cuántas madres dejan a sus hijos recién nacidos como rehenes mientras juntan el dinero exigido, o se lo prestan? ¿Estamos locos? ¿Es que no razonamos ni reaccionamos ante cosas así?

La sociedad debe estar muy mal de la cabeza para permitir que casos como este se den.

Y lo preocupante es que muchas veces, a posteriori, se quiere sacar provecho de ellos y se los banderiza, sancionando a destiempo, haciendo amagues de justicia y en el fondo, dejando que las cosas sigan su curso. Total, son pobres, son enfermos y no tienen quien hable por ellos. La justicia cuando tarda, no lo es.

EL TIEMPO VALE MÁS QUE EL DINERO.


 

Es una frase hecha que la publicidad ha tomado.

Un Banco se diferencia de tal manera de su competencia, mostrando historias de éxito (tema que otro Banco ha tomado como bandera) que están bien configuradas y con personajes creíbles.

Cada una de estas historias muestra el triunfo del tiempo sobre el dinero, pero en el caso del escalador creo que se necesita de este para adquirir el equipo necesario. Aquí me parece que se confunde constancia con tiempo, que no es lo mismo. Constancia es terquedad para obtener algo, bueno en este caso. Uno puede ser constante y conseguirlo que quiere. Puede pasar mucho tiempo y a pesar de la tozudez, no obtenerlo.

Tal vez a las historias en cuestión les falte un toque de “pie a tierra”

. No niego que sean ejemplos en conseguir metas, pero a veces siento forzado el tema con que concluyen. El “lqqd” no me llega a cuadrar.

No es fácil encontrar un diferencial del cual puedan colgarse varios temas y menos para un servicio como el bancario.

Es cierto que la vía usada y que seguramente se ampliará, es buena. “Si él/ella ha podido

¿por qué yo no?. Pero de allí resbalamos a un tema que o es cumplido en su variedad de situaciones, o puede volverse como un arma mortal. El tiempo parece ser peligroso también. ¿Es que el tiempo que demoran las operaciones del Banco, cuenta muy poco para este y debería también contar poco para el usuario? ¿Es que no hay “colas” frente a las ventanillas? El cliente de un banco, como usuario de un servicio, busca celeridad. Y si le decimos que el tiempo vale más que el dinero ¿no le estamos diciendo que su espera lo hace gastar aquello que es más valioso? Pienso que el asunto tiene dos lecturas y esto es peligroso en publicidad que por lo general busca una sola respuesta.

Todo esto porque en amigo mío, al que considero el mejor creativo publicitario de nuestro país que yo conozca, me dijo a raíz de un comentario que hice a un diario local. Me dijo que era muy “suave” en mis apreciaciones. Y eso me ha hecho pensar y revisar más lo que opino. Sobre el tema del título, sigo opinando que es una buena manera de diferenciarse, pero ¡cuidado! Las lecturas que pueden ser dobles no suelen ser las mejores.

En publicidad, digo.

WIKILEAKS


Están de moda. No eres nadie sino tienes el tuyo.

Ese donde sales diciendo cosas políticamente incorrectas y que vas a tener que explicar. Los van a usar para atacarte, tratarán de hundirte, porque los “leaks” (filtraciones) pueden anegar tu historia. Esa que construiste pensando que nadie iba a notar las incongruencias. Total, era una conversación privada y no creíste decir nada comprometedor. Era. Ahora resulta que no solo es pública sino que de pública traspasa fronteras. Los “”wikileaks” es un arma que parece inocua, porque en el fondo es la opinión de cierta gente, que por más importante que parezca es solamente gente y es únicamente es su opinión. Esto no debería incomodar, salvo que la situación y circunstancias actuales, les dan relevancia. Salen a la luz (en el Perú) uno por uno, justo ahora, con la misión no de informar, sino agitar el cotarro y desviar la atención o con la torva esperanza de hacer daño. No creo que aquí quepa casualidad ninguna. Los “wikileaks” hablan de todo un poco, pero uno se fija en nombres que están en el bolo.

No voy a entrar en lo legítimos que son o no. Son informes de embajada que en teoría estaban destinados, como se dice,  “para sus ojos solamente”. Ahora los tenemos aquí. Están siendo revelados al público con cuentagotas, para alimentar muchas cosas.  Entre ellas el morbo. Es lo que se llama una cortina de humo ¿por qué? ¿Para qué?

Seguimos sin enterarnos de lo que los candidatos a las elecciones proponen. A pesar de sus “protestas” la ciudadanía no llega a enterarse de lo fundamental porque está entretenida en lo accesorio. Y por ventura ¿los señores creían que sus opiniones pasadas no iban a ser registradas y transmitidas por quienes están al servicio de otros países? Qué crédulos que resultaron ser. Digan lo que digan nos estamos enterando de cotilleos que por lo visto hasta ahora, no ponen en peligro la seguridad del país. Retratan sí a muchas personas, pero es la apreciación de quienes conversaron con ellos. Lo repito: es una opinión que puede ser acertada o equivocada. Hay cosas que algunos candidatos han hecho que son peores. Mucho más.