TODO SE VE Y SE OYE


TODO SE VE Y SE OYE

El Gran Hermano de Orwell está por aquí hace tiempo, ubicuo, omnividente y a la escucha.

 

Nos mira, oye y sabe sobre nosotros más que nosotros mismos.

 

Colaboramos entusiasmadamente con su conocimiento.

 

Es un monstruo todo ojos y oídos con una sola boca que sonríe atractiva.

 

Pasa por invisible para la mayoría pero cuando por casualidad se le vislumbra produce miedo.

 

Tiene nombres inofensivos y hasta simpáticos.

 

Parece un buen vecino que riega su jardín.

 

Se mueve sin dejarlo, pero su rastro son las manchas de sangre.

 

Siempre viaja montado en la tecnología.

 

Si te viene a buscar… ¡no abras la puerta!

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LOS DELINCUENTES


RATAS

Tienen sus apellidos, nombres y alias; usan terno y corbata, visten camisas blancas o de colores vivos, a rayas o a cuadritos; sonríen para la foto del instante, tienen familia y caminan mezclándose en con gente; son hombres y mujeres, algunos tienen deudas con la justicia y hay otros que dicen ser profesionales sin tener profesión.

 

Falsean documentos, graban en reuniones a escondidas, chantajean a los chantajeadores, se adjudican con fraude los terrenos de otros, cobran cupos, amenazan y matan; desde las cárceles organizan y dirigen sus bandas,  roban casas, asaltan transeúntes, cobran intereses usurarios y si no pagas, mueres; amañan los contratos y tienen como negocio defender prostitutas.

 

Están por todas partes con su disfraz de ciudadanos honrados, listos para saltar sobre la presa que acaba de salir del banco, mandándole la moto y ajustando el botón del ascensor para llegar a las nueve a su oficina; despistan haciéndose los locos y mirando a otro sitio cuando las papas queman y es a otros a los que echan la culpa.

 

Viven en lupanares, residencias lujosas, pisitos de alquiler o casas con jardín; se hacen los que trabajan, engañan a la gente y siguen saludando, sonriéndole a todos.

 

Han hecho de la necesidad del otro su fuente de riqueza, asaltan microbuses, sustraen en las tiendas, engañan en el peso, modifican balanzas y balances para obtener ganancias; son corruptos pero dicen luchar – “caiga quien caiga”- contra la corrupción; se santiguan frente a las iglesias y no pagan la pensión de alimentos.

 

Delincuentes nos invaden en calles en las plazas, en edificios, avenidas y parques; están por todas partes y si es que volasen taparían el sol: siempre estaría oscuro… Es que en la oscuridad medran, cometen sus chanchullos y luego, tan campantes van a tomar cerveza y se frotan las manos.

 

Los hay de toda laya: creen que están primero, llegan tarde a las coas pero compran un sitio, son altos y son bajos, gordos o de buen ver; pero son delincuentes y eso no se les borra ni usando lejía;  ¿qué hacer?: no lo sé bien pero sí que hay hartazgo y que se dice fuerte “¿por qué no se van todos?, es que “con menos bulto siempre hay más claridad”.

¿EL SUPER AGENTE 86?


SUPER AGENTE 86

Todo lo que está pasando, con dimes, diretes, comisiones investigadoras, declaraciones a los medios, especulaciones, negativas, afirmaciones, videos, audios y toda la parafernalia imaginable, no permiten pesar, porque cada facción jala para su lado y quien mete más bulla quiere ser ganador. O tal vez lo desea el que piensa que tiene la sartén por el mango. Como es ya costumbre, asistimos a un “cruce de espadas” donde las chambonadas, una tras otra, saltan a la vista.

Tal parece que esto lo organizara el antiguo “espía” de la TV, Maxwell Smart, tan popular en los años 60.

No creo que la democracia se merezca esto ni las otras cosas que pasan. En realidad no “pasan” y se quedan atracadas en la garganta ciudadana. ¿Por qué tenemos que actuar como republiqueta y portarnos como las patotas del fútbol, mostrando a los demás lo peor que tenemos?

Los mordiscos y patadas voladoras, llenan los medios, rivalizando con la crónica roja. Por lo pronto, lo que sí podríamos tomar como ejemplo del Super Agente 86, es el famoso “Cono del Silencio”. Por lo menos habría menos bulla.

 

INFILTRADOS


CARCOMA

Infiltrados” es una película del ´79, que ganó si no me equivoco 4 premios Óscar. Aquí, los infiltrados no ganan premios cinematográficos pero hacen posible que unos cuantos se hagan de millones y ellos reciben su platita.

Están en todas partes y como la polilla en la madera, lo han minado todo para que por fuera se perciban las cosas normalmente, mientras sus galerías son vías de trasiego: corrupción, delincuencia, estafa y todo aquello que va contra la Ley. Ley con mayúscula porque están también metidos en la otra, haciendo que esta juegue para los que les pagan.

Unos tapan a otros minimizando riesgos y asistimos atónitos a que “no pasa nada”, a “que así son las cosas” y al brillo engañoso de muchos personajes, que cual chafalonía se venden por el peso.

A ver si de una buena vez se fumiga, para que la carcoma se detenga, muera y podemos restaurar lo restaurable.

No hay que permitir que unas larvas destrocen al Perú. ¡A fumigar ahora!

 

PEQUEÑO DESCANSO


 

Hasta el próximo jueves.

Una semana de descanso para que leer no sea aburrido.

¡Hasta entonces!descanso

¿CHUPONEO SE ESCRIBE CON CH DE CHISME?


 

Ilustración MOLINA

 

Para muchos esta actividad es una especie de deporte que nutre a los medios de “noticias” que sirven para vender y a la mayoría de los que leen, miran u oyen esas cosas, material de conversación y cotilleo. El tema es ILEGAL.

Nadie puede intervenir, sea en secreto o no, las comunicaciones del prójimo. Si no fuese ilegal, debería estar prohibido por nauseabundo. Sin embargo el asunto persiste y algún medio se jacta de publicar lo que ha obtenido de esta forma dolosa.

Chuponear” a un ministro o a un funcionario cualquiera se hace para sacar ventaja política, económica o personal de algo que el chuponeado y su interlocutor no imaginaban sería escuchado por alguien, un tercero o un cuarto. Es situación distinta cuando la Ley autoriza la escucha. Se sigue un protocolo y se guarda reserva sobre los resultados usándose para fines específicamente legales. Los tales resultados ni se venden ni se airean, sabrá Dios con qué fines.

En el Perú el tema se ha vuelto tan corriente que parece que cierta prensa “destapara” algún caso usando, u ofreciendo los resultados conseguidos por otros a su público. Vuelvo a decir que esto es ILEGAL. El que escucha y el que lo difunde cometen un delito.

Pero no importa nada, “es noticia” (no interesa cómo se ha conseguido) y “el deber de informar” se tergiversa y convierte en un “yo puedo rascar”. Sí, rascar en la basura para dar lo que encuentro.

No tienen el derecho de hacerlo: ni los que “chuponean”, ni tampoco aquellos que difunden. Son las cosas así las que hacen que nuestro país esté como está. Mal, muy mal.

Autor ilustración: MOLINA.