INTELIGENCIA ES LA DIFERENCIA


Creo que hay que diferenciar entre mirar y ver, así como oír y escuchar…

Los animales (por lo menos la mayoría de ellos) oyen y miran.

El ser humano escucha y ve, cuando aplica esa maravillosa característica de su cerebro que es la inteligencia.

Mucho se discute sobre la “inteligencia animal” y nosotros los seres humanos somos mamíferos, animales verdaderamente inteligentes.

No voy a entrar en disquisiciones sobre la inteligencia, sino que busco diferenciar a los que escuchan y ven de aquellos que solamente miran y oyen. Pienso que la diferencia está en la inteligencia, con lo que el grupo de mirones/oyentes, queda en la categoría de animales, nomás.

Ver y escuchar requiere voluntad, caso en el que creo, interviene la inteligencia, eso que nos diferencia sustancialmente de los demás parientes zoológicos. Lo digo, porque últimamente somos testigos de la falta de esa diferencia en un grupo de seres humanos, que, como las moscas, se estrellan repetidas veces contra un vidrio porque “miran” a través de este y “creen” que no existe; este “vidrio” que es la realidad y no solamente no ven, sino que no escuchan, pues solamente oyen palabras y gritos, sin interpretarlos. Sin aplicar su inteligencia.

La diferencia, digo, es la inteligencia.

Imagen: http://www.lancelotdigital.com

NO SABER LEER


Definitivamente, los congresistas no solamente son iletrados, sino que no saben leer la calle; es decir que ni siquiera saben ver…

Las manifestaciones en todo el país (la lista de ciudades “protestantes” es larga) son un libro abierto para quien quiera verlo, porque ver no es lo mismo que mirar y se necesita inteligencia para ver.

Me da la impresión que en el aturdimiento que da el poder recientemente obtenido y la euforia que sigue a este aturdimiento, no existe nadie con la suficiente tranquilidad, para analizar lo que las calles decían y siguen diciendo, junto con las opiniones tumultuosas redes sociales.

Creo que el señor Vizcarra también debería leer las calles y no creer que las manifestaciones son a su favor, sino contra la ruptura de la institucionalidad y quienes la han roto. No es “a favor de”, sino “en contra de”, que es bien distinto y no hay que confundirse. Vizcarra es un accidente (por más culpable que sea) y lo que hay es la manifestación del hartazgo popular frente a los “políticos”.

La actuación de las fuerzas del orden, lo único que parece haber hecho es aumentar el desorden e incrementar la rabia de los manifestantes, ciudadanos que han sido agredidos de maneras no vistas hasta ahora por la policía. Digamos que esto ha sucedido porque no existía en ese momento un Ministro del Interior que diera las directivas necesarias, pero eso hace que sea directamente responsable el señor Merino, del cual el jefe de policía en funciones, recibe órdenes directas, según lo que parece haber dicho este último.

La policía actúa cumpliendo órdenes superiores y estas órdenes parece que han sido claras.

Cuando el caos reina, vuelvo a decirlo, se necesita tranquilidad e inteligencia para dominarlo y salir adelante. Justo lo que está faltando ahora.

Imagen: listas.20minutos.es

«GOLPE AVISA»


El dicho popular “Golpe avisa…” se hace realidad en esta coyuntura peruana.

El señor Merino intentó antes lo que consiguió ahora y llamó por teléfono a los jefes de las Fuerzas Armadas, sin obtener respuesta en un caso y con una respuesta negativa en otro a su intención clara de buscar apoyo.

El golpe avisó y fue una clarinada de alerta, anuncio de lo que vendría…. ¡y vino! Ahora el señor Merino es proclamado Presidente, luego de “vacar” a Vizcarra, con el apoyo de 105 congresistas, de un total de 130.

Nadie pudo decir que “no hubo aviso…

En todo el país, pese a los problemas que la pandemia trae, las manifestaciones se han hecho sentir con fuerza y al parecer van a seguir, a pesar de que la policía utiliza motocicletas para dispersar (¿embistiendo?) a los manifestantes y les dispara perdigones (sean estos de jebe, de plástico o de metal, hacen verdadero daño), además del tradicional baño de agua con el carro rompe manifestaciones…

Hay quienes están muy de acuerdo con lo sucedido y que apoyaron golpes de estado en el pasado, bajo el “razonamiento” de que “alguien tenía que arreglar esto, no importa cómo”.

Francamente no tengo en la memoria que ningún golpe de estado en el Perú, haya traído un cambio absolutamente positivo para el país.

Imagen: http://www.vecteezy.com

MI OPINIÓN


En Perú, mi país, lo que ha sucedido entre ayer y hoy, que es la vacancia presidencial votada por 105 congresistas de un total de 130, suma a la pandemia, el desastre político y económico. Hoy, consumado un golpe de estado perpetrado por el congreso, se ha colocado a Manuel Merino, impresentable presidente del congreso, como Presidente de la República. Lo han hecho para manejar el poder y que la lucha contra la corrupción quede en nada. Buscan que no haya elecciones nacionales el 2021 y que sus enjuagues y «negocios» sigan fructificando desde la inmunidad –que es impunidad– que los arropa.

Hay manifestaciones en contra en todo el país, pero los congresistas felones cuentan con la pandemia para que estas sean escasas..

NO ESTOY DE ACUERDO CON EL ASALTO AL PODER EN EL PERÚ.

SECANDO Y RECORDANDO


Algo tengo que hacer además de escribir y, entre otras pequeñas cosas personales y domésticas, lavo la vajilla después del desayuno, almuerzo y lonche-comida, seco y la ordeno; eso me ayuda a sentir que colaboro con los ajetreos caseros, aquí, donde por lo general no hay más de cuatro personas…

Para secar la vajilla a veces cojo “el secador de National”, que es uno que tiene muchos años de servicios secadores en la cocina y que me obsequiaron en Matsushita Electric del Perú, empresa de origen japonés, propietaria de la marca de artefactos electrodomésticos “National” –además de otras de los rubros electricidad, electrónica, audio y video-, para la cual durante muchos años hice trabajos de creatividad publicitaria y muy buenos amigos.

El secador de esta historia es parte de un juego (uno por cada día de la semana con una receta de cocina) que promocionaba la marca y se obsequiaba a los compradores de esta. A mí me los dio Carlos Montesino, que era gerente de la agencia publicitaria “in house” (de propiedad de la misma empresa), “INAPU” (Instituto National de Publicidad), división para la cual yo hacía mis trabajos de creatividad publicitaria.

Carlos, mi amigo hasta hoy, es una de las personas con las que más a gusto trabajé y de quien aprendí día a día, bajo la modalidad de “freelance”, que supone prestar servicios y facturarlos una vez aprobados, sin ser dependiente de la compañía y que era la forma en que yo trabajaba. Lo hice por mucho tiempo e incluso siendo director creativo en JWT, Lee Pavao, mi también amigo y gerente, me permitió que continuara “por la libre” con esta actividad; eso sí, siempre que lo hiciera en el tiempo que tuviera libre y no hubiera conflicto de intereses.

Pero volviendo a “National”, es mucho lo que tengo que contar sobre esta etapa importante de mi vida profesional y, como suele acontecerme, no tengo un orden cronológico para ello, porque los recuerdos no es que respondan siempre a fechas, sino a épocas más o menos claras o difusas en la memoria y en siguientes pequeños artículos iré compartiendo las anécdotas que forman parte del tejido de mi carrera en la publicidad por más de medio siglo…

National” me dio muchas satisfacciones y alegrías, me permitió conocer de muy cerca a gente maravillosa, sentirme útil y a veces inteligente (cosa que abonaba en mi ego de creativo) y no sería justo que todo esto se redujera a un simple secador, que, aunque no me crean, es importante para mí porque está lleno de recuerdos…

EL PRIMUS


Entre mis recuerdos de niño, rescato ese aparato que estaba sobre una mesa en la despensa de la casa de la calle Ayacucho, en Barranco, al lado del comedor… Se trata de un hornillo portátil, en el que se hervían los postres que lo necesitaban se calentaba el agua y si era menester, por alguna emergencia, se preparaba la parte de la comida que requiriera “cocinarse”.

El nombre genérico era “Primus”, lo que en realidad era la marca (sueca) y que es una palabra latina que significa “Primero”. Buscando en Internet para dar con alguna imagen que ilustre este post, encuentro que, por ejemplo, es el nombre de una banda de música “metal”, de una financiera, la marca de equipos europeos para camping, entre muchísimas otras posibilidades.

Nuestro “Primus” era una presencia familiar, hogareña y su uso era diario. Era, como ya he dicho, un hornillo portátil hecho de bronce y que tenía como base una “bombona” o recipiente donde se ponía el líquido que alimentaría el quemador; este líquido era “ron de quemar”, tintado de color azul claro, para que no se confundiera con el ron de beber (alcohol de caña) o con la simple agua…

Un émbolo en el recipiente lleno de líquido permitía que este y el aire subieran por el conducto respectivo hasta el quemador, donde, con un sonido característico, se encendía y lo ponía al rojo vivo, manteniendo una llama circular. El proceso implicaba bombear y aplicar un fósforo encendido al quemador; después, a veces, había que volver a bombear y repetir el encendido con un fósforo. Creo que todo dependía del bombeo inicial y de la cantidad de “ron de quemar” que contuviera la bombona y que, si era poco ya, habría de rellenarse…

El sonido del “Primus” encendido es algo que no puedo olvidar y me parece que es una combinación de aquel que producía el aire aire a presión y el fuego; era lo que me servía para estar atento, siempre que me mandaban a “vigilar” si el aparato estaba encendido, para que no peligrara lo que se calentaba, fuera postre o agua, porque si se trataba de comida, la vigilancia era confiada a una “experta”, como mi madre o a una de las dos empleadas -que eran hermanas- Alejandrina o María.

Las “horas de funcionamiento” del “Primus”, eran, o muy temprano (si es que no se había guardado agua caliente para el desayuno en el “termo grande”), o hacia las 4 de la tarde, para el agua caliente que se usaría en el “lonche” o algún postre como “arroz con leche”, para la comida de la noche… Muy raras veces se encendía para el almuerzo o la comida y como supondrán, el “termo grande” surtía de agua caliente a la mesa familiar, mientras el “termo chico” era llevado por mi mamá, por la noche, al segundo piso, para tenerlo en el baño, cerca de los dormitorios, “por si acaso”.

Es curioso cómo hay cosas, sonidos, nombres y usos que quedan grabados en la memoria, como parte de ese equipaje que nos permite regresar a los momentos felices de la infancia, sin que tengan que ser, necesariamente, hechos trascendentales…

Imagen: http://www.todocoleccion.net