AVALANCHA


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Soy redactor publicitario, es un lunes cualquiera y encima de mi escritorio empiezan a amontonarse los sobres de las órdenes de trabajo, que contienen el material informativo necesario para cada encargo por hace …

Es una verdadera avalancha, típica de un lunes, antes de media mañana y me doy cuenta que me espera mucho por leer y por escribir, sobre diversos temas, para comerciales de radio o televisión, para avisos de periódico, alguna campaña completa … Y eso es solamente el principio, porque con el paso de los días, el número de órdenes irá aumentando y tendré que trabajar lo más rápido que pueda, para cumplir con las fechas marcadas. Es bueno estar en una agencia que tiene éxito, pero …

Esto no es ficción y seguramente les sucede a muchos: gran cantidad de cosas por hacer, variedad de temas y poco tiempo … Suele ser la vida de trabajo, “rutinaria”, de un redactor …

El asunto es no atolondrarse y abordar cada caso, uno por uno, enterándose bien de lo que trata, de la información que se adjunta, leyéndola y marcando aquello que es necesario profundizar; hay que preguntar al cliente, hacerlo directamente o por medio del ejecutivo de cuentas …

Lo mejor es elegir luego lo que parezca más sencillo e ir avanzando en complejidad; recomendable, dejar el material para el comercial o los comerciales de la tele, porque un guion siempre es algo complejo de construir …

Leer, informarse, escribir, cambiar de temas, de formato del medio … Parece eso, una avalancha, que nos cae encima, pero de la que se espera –y debemos- salir indemnes y triunfantes.

Aunque parezca que exagero, reto a cualquier redactor de agencia a que me desmienta y diga que “agrando” las cosas, para “victimizarme” …

Publicado originalmente en «mentemochilera.blogspot.com«

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¿A LAS PALABRAS SE LAS LLEVA EL VIENTO…?


Esto se puede aplicar, creo, a las palabras que son dichas, pero lo que está escrito, queda y se recuerda cada vez que se vuelve a leer …

Cuando uno escribe para publicidad, a pesar de lo pasajero o efímero de esta, a las palabras NO se las “lleva el viento”, porque quedan en los avisos impresos y registradas electrónicamente para radio, televisión e internet. Van a estar ahí, como se dice “dando vueltas” y a disposición de cualquiera que quiera utilizarlas para algo. Alguien dijo “El que habla, se j…”, a lo que yo agregaría que el que escribe también y que en publicidad a las palabras –repito- NO se las lleva el viento …

¿Y todo esto por qué? Simplemente porque algo que tiene que tener muy en cuenta quien redacta para publicidad, es que lo que publique, aunque sea una pequeñez, quedará registrado y va a influenciar. Perdonen que insista sobre el tema, pero es que la publicidad no es una “tierra de nadie”, donde se pueda decir cualquier cosa. Todo, más tarde o más temprano tendrá consecuencias que van a afectar –de diferentes formas- a miles de personas …

Es casi imposible corregir algo equivocado dicho por la publicidad, porque las “rectificaciones”, o son muy poco vistas, o no atraen ni interesan mayormente. Es verdad que se “salva” la responsabilidad corrigiendo, pero solamente es eso, porque el daño ya está hecho y finalmente –para el público- quien se equivoca es el producto o la marca, ya que el publicista es la “voz” de quien lo contrata y es invisible. Todo lo malo que pueda suceder, recaerá en la marca o el producto. El resultado de la desprolijidad publicitaria, podrá ser muy perjudicial para el cliente, porque “lo dicho, dicho está” …

Originalmente publicado en «mente mochilera.blogspot.com«

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«¡ES PURA PUBLICIDAD…!»


Es una frase que se oye y que quiere decir que lo que se ve, oye o sucede es muy exagerado, cuando no falso … Es bastante corriente llamar “publicidad” a aquello que no lo es y se la usa como sinónimo de “engaño” …

¿Por qué tiene tan mala fama la publicidad …? ¿Por qué en algunos círculos se la menosprecia, se la desprecia y hasta se la demoniza…?

Creo que esto sucede porque la publicidad presenta “modelos” (no se trata en este caso de chicas bonitas, sino de ejemplos), “metas” para alcanzar, en forma de satisfacción de necesidades, por medio de productos o servicios … Parece “inútil”, pero cumple con avisar, “anunciar” al consumidor, acerca de una pléyade (disculpen la repetición) de productos y servicios que están a su disposición …

La publicidad no es el “malo de la película”, sino que cumple una función importante entre el mercado y los consumidores; es el “puente” a través del cual pasa la información “de lo que hay”, desde este hacia ellos, y lo hace de forma atractiva, informa y cumple con esa misión de “pregonero”, que gráficamente vemos como un personaje con megáfono, ese aparato para amplificar la voz y que permite que se escuche lejos …

La publicidad es parte de nuestras vidas y no es cierto que promueva “superficialidades innecesarias”; lo que hace es poner a nuestro alcance, información que de otro modo difícilmente tendríamos y realizarlo de tal manera, que esa información nos llame la atención y la tengamos en cuenta para el momento en que tengamos que elegir.

Ni “demonios” ni “santos”: publicistas nomás …

Originalmente publicado en el blog «mentemochilera.blogspot.com«

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PEPE ROBOT


Pepe es un robot que piensa.

Es una maravilla que no tiene brazos, piernas, ojos ni boca; Pepe es un cerebro electrónico, digamos una computadora diseñada y creada para hacer lo que el cerebro humano hace: pensar.

Gracias a una “alimentación” inmensa de datos de todo tipo, su programa, ante una solicitud, realiza el proceso de pensar, es decir de buscar datos en su “archivo”, seleccionarlos, compararlos, validarlos, unirlos a otros datos “de la misma familia” para construir el pensamiento, ese que, expresado en ideas, y que, gracias a su complicado sistema, se convertirán en frases que a su vez se convertirán en párrafos de correcta ortografía, párrafos y frases que podrán componer un aviso publicitario, en respuesta a lo pedido y que sea único, brillante, atractivo y eficaz …

Pepe habrá hecho su trabajo en seis segundos y de “yapa” producirá una ilustración ad-hoc a todo color, igualmente original y única como el texto; si es aprobado, lo enviará a la red, a los sitios y en las fechas previamente seleccionados por él mismo …

Fin del sueño. O de la pesadilla de un anunciante y de un redactor publicitario: sueño feliz para el primero y pesadilla horrenda para el segundo …

Sí es un sueño/pesadilla que puede producir el tema de la “inteligencia artificial” en este asunto de la publicidad; un sueño/pesadilla que puede haber llegado ya, o no estar muy lejano, porque todo parece ser cuestión de tiempo.

La ciencia ficción se ya se está volviendo ciencia nada más desde hace un tiempo y como dicen, el futuro nos alcanza y promete convertir en pasado muchas cosas …

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Originalmente publicado en mentemochilera.blogspot.com

VALORARSE


A veces uno no se siente a la altura de las circunstancias y no acomete la tarea; se siente “menos” y no se cree capaz de hacer algo. Puede que no lo diga abiertamente, pero en lo íntimo de sí mismo está pensando en que no puede.

Otras, un exceso de auto confianza lo hace creer que lo puede todo y que el trabajo que le encargaron lo hace “con las manos amarradas” de lo sencillo que le parece.

Son dos extremos en los que no se debe caer nunca; la valoración de uno mismo tiene que ser justa, sin excesos: ni tanto, ni tan poco. Y es que tenemos que aprender a valorarnos, sabiendo hasta donde, con nuestros conocimientos y experiencia, es posible llegar.

Valorarnos a nosotros en una justa medida nos dará confianza permitirá encarar el trabajo; de paso, esta es una actitud que nos ayudará siempre en la vida. Conocernos, saber nuestros alcances y límites no es cosa fácil y se requiere de un aprendizaje basado en errores y en aciertos.

Corregir los errores significa admitir que uno no lo puede todo y los aciertos no tendrían que ser celebrados de tal forma que uno se duerma sobre sus laureles; tenemos al frente a una audiencia que está esperando que digamos algo y a la que no le podemos fallar.
El publicitario, vuelvo a decir lo que ya mencioné una vez anterior, si no está atento, publicará sus errores y lo que es peor, con ellos causará enorme daño.

Ni supra valorarse ni infravalorarse: valorarse nomás.

*Artículo originalmente publicado en “CÓDIGO” 29 agosto, 2017. / Re-publicado en “mentemochilera.blogspot.com

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EL ARCHIVO MARAVILLOSO


Todos tenemos como propiedad personal un archivo, que solamente puedo tildar de maravilloso, o con algún otro adjetivo positivo y verdaderamente grande …

Se trata de la memoria, la misma que las computadoras y la tecnología tratan de emular, consiguiendo avances inmensos como hace unos años no podríamos imaginar, pero especialmente en lo que se refiere a capacidad.

Nuestra memoria, nuestro archivo, tiene una capacidad que en verdad no llegamos, creo, a conocer … Antes se decía que “los elefantes nunca olvidan” y que, si un hombre tiene una gran memoria, esta es “memoria de elefante” …

Es un misterio como el cerebro almacena en la memoria, las “fichas” de ese archivo que se va juntando y que tal vez se olvide por un tiempo, pero está ahí, guardado y hay cierto mecanismo, que es propulsado generalmente por lo que perciben los sentidos y que produce lo que se llama un “recuerdo”, que no sería otra cosa que la ubicación y “desempolvamiento” de una ficha del archivo, que muchas veces encadena otras fichas o recuerdos más …

Ahora bien, ¿esto qué tiene que ver con la publicidad? Es sencillo y complejo a la vez, porque la publicidad es percibida por el cerebro y aquí se pone en actividad aquello que, por más que nos lo expliquen no llegamos a entender bien… Son reacciones químicas y eléctricas que se producen en ese que es el órgano más importante del ser humano: El cerebro. Se “pone en marcha” (es un decir, porque el cerebro no descansa) y pensamos. Aquí interviene de todo y entre mucho, la memoria, produciendo recuerdos. Esos recuerdos que afloran cuando la publicidad “da en el blanco” y nos hacen actuar de manera determinada …

Perdonen si no he sido muy claro, pero quería enfatizar el uso de los recuerdos, “dormidos” en la memoria por la publicidad, para lograr su cometido. Ahí creo que está la clave de las historias, tan poderosas y que parecen haberse dejado de utilizar …

A veces parece cosa de magia y yo me siento aún después de más de cincuenta años de publicista, como un aprendiz de mago … ¡Es que uno nunca termina de aprender°!

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Publicado originalmente en el blog «mentemochilera.blogspot.com«