
Un amigo, viendo lo que había escrito últimamente, me comentaba, que había que tener Esperanza. Y le doy toda la razón …
Lo que me sucede y debe pasarle a casi todo el mundo, es que el día a día va acumulando una carga de realidades que no son agradables y van aplastándonos con algo que nos dificulta o a veces, impide movernos …
Entonces, esperar que algo bueno, diferente suceda, parece muy lejano o tal vez imposible y así, esa “mochila” de acontecimientos cada vez pesa más … Pesa tanto, que sentimos que no podemos cargarla y entonces, en mi caso, como una especie de catarsis, hago lo único que puedo hacer y escribo …
- Y como ya ha sucedido otras veces, el mito de Pandora regresa a mi memoria para recordarme que después de salir todos los males, que inundan el mundo y afectan más tarde o más temprano a todos por igual, la Esperanza, tímida, emerge a la luz. Es lo último en la caja de Pandora, que en realidad, parece ser que era una bolsa, porque lo de caja, según sé, es una transformación medieval …
Y entonces, después de todo lo malo, queda la Esperanza, tal vez tímida, como digo, apocada, cauta … La Esperanza es quien nos hace sobreponernos al Mal y no piensen que lo que escribo, supone haberla perdido, sino que su cautela, impide que nos grite “¡Aquí estoy!” y a veces es difícil de notar. Pero no significa otra cosa que el barullo nos agrede y distrae; la Esperanza está ahí, esperando … “Esperando”, porque la Esperanza es paciente y espera, aunque digan que “es lo último que se pierde” …
La Esperanza espera que nos demos cuenta de su presencia, y entonces, sonreirá y vendrá para salvarnos.
¡Abrazo para todos!
Imagen: https://losvalores.org
Debe estar conectado para enviar un comentario.