El tiempo, estoy convencido, tiene olor a recuerdo. Por lo menos eso es lo que ha sucedido conmigo, el día que abrí el frasquito, olí, y con el aroma ya olvidado, me comenzó a venir una sucesión de imágenes, que tenía guardadas en la memoria …

Es verdad que los olores nos llevan al pasado, pero hacía tiempo que esto no me pasaba; tal vez sí con algún sabor, pero volver a mi afeitada primera –que fue toda una ceremonia- preparada con antelación, donde estrené una “brocha de afeitar” con mango azul y blanco-crema”, así como un jabón “de afeitar” también, que venía en una taza blanca de vidrio y llevaba impresos en azul un barquito y la marca “Old Spice”, más una máquina, “Gillette” –por supuesto-, con una hoja delgadita, de dos filos, de la misma marca y un frasquito de agua de colonia “Varón Dandy”, comprada con los demás implementos para el afeitado, en la botica “Americana” y recomendada, como todo, allí mismo, volver en el recuerdo, digo, fue como voltear el reloj de arena que uno lleva en el alma y sentir que el tiempo retrocedía para que viera mi cara de niño-adolescente, reflejada en el espejo del botiquín del “baño de arriba”, de la casa de la calle Ayacucho …
El aroma que me hizo volver a mis catorce o quince años, es un olor antiguo, que a muchos tal vez no gustará, pero que me recuerda la mañana de ese primer día en el que algo tan sencillo y luego cotidiano, como afeitarse, marcó un “antes y un después”, esa especie de línea divisoria entre la niñez despreocupada que se despide y una juventud incipiente que llega temerosa …
Después vendrían innumerables afeitadas y olores como “Old Spice”, “Jade East” de Swank (la misma marca que los gemelos para camisa), “Aqua Velva”, “Mennen”, “Eau Savage” de Dior, “Yardley” y muchísimo más… Olores, estados de ánimo, días …
Ha sido gracias a Ángela, una antigua y querida empleada que tuvimos Alicia y yo, que trajo hasta donde estamos, entre algunas otras cosas, la colonia- que Alicia le encargó para mí- y que Ángela escogió, porque yo le había mencionado alguna vez, que me gustaba (lo que sí se borró de mi memoria) …
El aroma me sirvió de vehículo y pude pasearme por un pasado, que ahora que me doy cuenta, es el mismo del título mi librito “El pasado se avecina. Historias del Barranco”, un pasado que se acerca, trayendo esos momentos felices e importantes que uno extraña …
Gracias Ángela, porque hiciste posible que la alegría de los buenos recuerdos tuviese un olor característico …
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