
Aunque la publicidad sea una especialidad de la comunicación, todos estamos expuestos a ella, todos los días y su efecto es gravitante sobre la sociedad; creo que muy pocos disienten de esto y es por eso que hoy quisiera tocar un punto que, para quienes que trabajan actualmente en creatividad publicitaria y para los que lo hemos hecho durante mucho tiempo, es algo común, que se enfrenta a menudo.
El “ejecutivo de cuentas”, es decir quien tiene el contacto más frecuente con los diferentes clientes que formar la “cartera” de una agencia, vuelve después de haber expuesto la solución creativa que se propone para un problema específico, e informa que el cliente no está de acuerdo: “Al cliente no le gusta”, es la conclusión.
La primera reacción de los creativos que trabajaron en ese proyecto, suele ser de frustración y –por qué no decirlo- incredulidad y rabia, porque les están rechazando algo en lo que pusieron trabajo, tiempo y esperanzas; aunque saben que es el cliente de quien depende la aprobación de lo enviado, piensan que tal vez el ejecutivo no explicó bien las cosas, que hubo algún malentendido o…
El hecho cierto es que tendrán que volver a empezar y repetir el ciclo de creación-presentación-juzgamiento (aprobación/desaprobación/modificación) y que la parte de presentación, nuevamente estará a cargo del ejecutivo y eso conlleva a veces el desánimo y la poca esperanza…
Puede sonar tonto, pero este proceso por el que pasa constantemente el creativo, es lo común al trabajo publicitario, es el de “estar sujeto a la aprobación de” y se repite desde la creación misma, aprobación en la propia agencia, aprobación del cliente, hasta la aprobación final, que corre por cuenta el público, que responde positivamente a la campaña o no lo hace.
Si bien es cierto que todo trabajo –salvo que se haga para uno mismo- está sujeto a la aprobación de otro/s, pero en el caso de un creativo publicitario, esto es parte de su diario “metiér” y aunque esté acostumbrado a ello –y lo digo con conocimiento de causa- es bastante frustrante por las negativas, que suele ser más que las aprobaciones…
La solución a las dudas del creativo sobre el desempeño de un ejecutivo en la presentación de material realizado por él, o su equipo, está en que haga personalmente dicha presentación al cliente, aunque esto no es posible siempre y, además, el creativo tendrá que tener habilidad y experiencia para “vender” una idea o su ejecución y convencer a quien es ajeno al “mundo” de la publicidad y suele pensar que lo “real” es su producto, mientras que la publicidad es algo etéreo, “irreal” …
“Al cliente no le gusta” es una frase que, aunque suene lapidaria, abre nuevas ventanas y hace eso que no parece gustarle a mucha gente, que es PENSAR.
Imagen: http://www.hobbyconsolas.com
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