
Salvador del Solar, neo-Primer Ministro es además de actor y director de teatro y cine, abogado, tiene una maestría en Relaciones Internacionales con especialización en comunicación y negociación intercultural, fue Ministro de Cultura y habló de su vocación de servicio participando en la política nacional.
En su presentación en el congrezoo para el llamado “voto de investidura” parece que como buen actor y director ha seguido disciplinadamente un guion: el “no te pelees con nadie” ha sido observado puntualmente y hemos asistido a una especie de actuación muchas veces vista que no aporta mayores novedades y que la ausencia de congresistas al acto y la confirmación (obtenida casi “raspando”) por un número inusualmente ajustado de votos produjo, como algún periodista lo mencionó, aburrimiento, por decir algo.
A mí me parece que el señor Primer Ministro ha perdido una oportunidad de oro de cosechar no solamente aprobación popular sino los aplausos del respetable por tocar temas que había que tocar, que se esperaba que tocara pero seguramente su especialización en “negociación intercultural” pesó más y se perdió en cifras al azar que no decían nada, en lugares comunes, en promesas ya escuchadas y que nunca han sido cumplidas.
Alguna cosa rescatable dijo pero en general su presentación fue soporífera y eso es lo peor que le puede pasar a un actor; es verdad que en el congrezoo están acostumbrados a dormir y solo se despiertan cuando alguien le mienta la madre a uno, si se trata de metidas de mano o acosos sexuales y el señor del Solar es muy correcto para mentar la madre así nomás, meter la mano o acosar sexualmente; pero no dijo nada que perturbara el sueño congrezooal ni que removiera conchos archivados.
Creo que, por el momento, hace poco honor a su nombre, porque no parece ser el Salvador que se necesita en un momento tan enredado para el Perú, que requiere firmeza para llamar pan al pan, vino al vino y ladrón al ladrón…
Una periodista decía que ni siquiera las radios habían alterado su programación para transmitir el evento y pienso yo que de pronto es que no había mucha esperanza en lo que fuera a decir y que no esperaban sobresaltos de parte de un tipo correcto que, a pesar de serlo, cuando era Ministro de Cultura, puso en su sitio a un obispo en Arequipa, eso sí con ingenio y sin que se le moviera un músculo de la cara.
De pronto no era el momento y se saldrá del libreto en algún momento para poner en su sitio a los que haya que mandar a su lugar (que empieza con “m”, pero hay que ser “polite”) y acomodar las cosas para que funcionen como debe ser…
Lo que pasa es que no queda tiempo y una cosa es negociar y otra ceder nomás.
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