En el colegio lo fastidiaban siempre por sus orejas.
Cuando en clase de historia hablaron de los nobles incas, “los orejones”, le dijeron “noble inca” y le hacían venias; hablaban bajito cuando estaba cerca, porque decían que lo escuchaba todo.
Se refirieron a sus orejas como “radares”, “sopladores” y le llamaban “Dumbo” en referencia al elefantito de Disney; decían que si se echaba sobre una oreja no necesitaba almohada…, ¡qué no decían!
Creyó que al crecer se le notarían menos los apéndices que tenía a los lados de la cabeza, o por lo menos eso le decía su madre para consolarlo.
Como no sucedió y siguió teniendo unas enormes orejas al crecer, se presentó al libro de Récords Guinness; luego de un largo trámite quedó registrado como “el orejón más grande del mundo” y ganó un premio.
Asi son las orejas y los ojos del alcalde vitalicio del pueblo. Se parece. Saludes Manolo.
No hay mal que por bien no venga… Saludos!
Así es… 🙂 🙂 ¡Abrazo! 🙂 🙂
¡OJOREJÓN! (Orejón y ojón). ¡Abrazos! 🙂 🙂
y otras especies. Abrazos y miaussss a Pierce.
«Especiales» especies. ¡Miaussss y abrazos! 🙂 🙂
¡Me ha encantado leerlo!
Abrazos desde España
¡Gracias por leer y comentar! ¡Abrazo! 🙂