CONEJOS DEL SOMBRERO


Siempre salía con una ocurrencia, una novedad, la respuesta inesperada…

Sacaba conejos del sombrero” y era famoso no solamente por lo oportuno, sino por la “pirotecnia” que usaba al hablar, para argumentar o aseverar algo.

Era ducho en asombrar y lo hacía eficientemente, dejando con la boca abierta al auditorio, que sentía ganas de aplaudir su gran habilidad…

No importaba el número de los oyentes, los temas que se trataran o la situación: Palabras que parecían cuidadosamente elegidas, los pensamientos “irrebatibles” y la actitud pacífica, pero triunfadora, eran sus “armas”.

Se jactaba de que nunca, nadie, le había ganado en una discusión o en un debate. Era veloz, brillante y muy popular…

Pero había un problema:  Era parlamentario y únicamente hablaba.

Imagen: es.vecteezy.com

«GASTO CON GUSTO, HASTA POR GUSTO Y ME GUSTA…¿TE GUSTA? ¡QUÉ GUSTO!»


Esta vez, es una historia de terror y los protagonistas tienen nombre y si se los quiere encontrar, suelen estar – cuando van- en el Congreso de la República (la peruana, no la de Platón) …. No es una historia de las mejores y a quienes no estén en el Perú no les quitará el sueño.

Sin embargo, a mis connacionales (con excepciones congresales) y a mí, es un tema que no solamente impide dormir, sino que retrata a un grupo de indigentes mentales que regala lo de otros (nosotros), alborozadamente y zurrándose en la razón, para obtener el favor de una ciudadanía, que no entiende qué hacen allí estos jumentos     -aunque votó por ellos-, pero ya que están regalando plata, dice…: “¡No se amontonen, hay para todos…!”

Aprueban leyes dadivosas (reparten plata que no hay, que lo que hay es ajeno, como si fueran caramelos) que el Ejecutivo observa, pero ellos insisten y las aprueban, para que el Tribunal Constitucional las desapruebe, por inconstitucionales, esperpénticas y estúpidas. Es que los congresistas –lo dice la Constitución peruana, la del Perú- NO TIENEN CAPACIDAD DE GASTO.

Ellos, como las moscas de verano, esas que se estrellan repetidas veces contra un vidrio que no ven ni imaginan, porque en su insecto cerebro no existe, insisten en tratar de ganar indulgencias con avemarías ajenas.

Es la repetición de la repetidera: a) Aprueban ley, b) Es observada, c) Insisten, d) Solicitud de opinión, del Ejecutivo al Tribunal Constitucional, e) El Tribunal Constitucional declara nula la norma… ¡Por inconstitucional!

No aprenden o no quieren aprender. Creen que, como suele suceder, ganarán por cansancio o dirán lorosos: “No podrán decir que no tratamos, insistimos y ellos tienen la culpa… ¡Somos buenos, con leche, como los cereales…! Ellos son insensibles.”

Y así estamos, con la historia sin fin. De terror. Construida a punta de patadas en la ingle, puñetazos al plexo, billeteras tragonas con las bocas abiertas, “negocios”, que en cualquier otra parte tienen pena de cárcel y delincuentes, a los que la inmunidad asegura impunidad total.

Perdón por contar una historia de miedo, de terror; por no hablar del Covid, de la canción de moda, o de la tele o las redes sociales. Es que la realidad “real”, se vuelve más fantástica –asustante– que cualquier otra historia que yo pueda contar y, además, a su lado, todo, absolutamente todo, resulta puro cuento.

Imagen: http://www.forbes.com

¡QUE SIGA LA BOLA, VÁQUILI-VÁQUILI-VA…!»


Ese parece ser el “sonsonete” que se escucha en el congrezoo y creo que lo tendremos que escuchar por largo tiempo, porque alegremente insisten en algo, que como la vacancia (¿tal vez por eso lo de “váquili-váquili-va”?) presidencial es    –lo dije en un post anterior– una muestra manifiesta de pelotudinez.

Otra vez digo que lo que quieren, con la excusa de la vacancia, es extender su mandato, “ganando alguito”, como decía el viejo comercial de la tele y si pueden, reelegirse con el tema de que, si aprueban la bicameralidad, podrían ser senadores y “seguir sirviendo al país”, cuando lo que quieren en verdad es ser es CENADORES y seguir “comiéndose” al Perú.

No entiendo, de otro modo, las trapisondas y enjuagues en los que andan, para seguir con este maromeo que lo único que está haciendo es desestabilizarnos a todos los peruanos y hacer chichirimico de las instituciones nacionales. Ya sé que me repito y pido disculpas a los que tienen la paciencia y amabilidad de leerme, pero esta demostración nefasta del juego de la pelota, me parece –como en el fútbol- que “mueven la pelota”, pasándosela de uno a otro para tratar de ganar tiempo, porque saben que no pueden meter gol, pero no se resignan y por lo menos quieren “dar espectáculo”.

Así estamos.

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PELOTUDANCIA


Si bien es una palabra, inventada, rima con “vacancia” y creo que es lo que mejor define la actitud de una buena parte de este Congreso que además de pena y lástima, da rabia.

Ahora se juega un tiempo más en este nuevo deporte de la pelota que se practica en el local de la plaza Bolívar, con “equipos” de Pelotudilandia, que dan risa (por llamar así a ese rictus de la boca) pero que harían muy mal papel hasta como cómicos de la plaza San Martín…

Me parece que muchos, desavisados de todo, no se dan cuenta de lo que están haciendo y que a los que sí son conscientes de ello, no les importa nada más que sus propios intereses.

Tengo la impresión de que el Perú se enfrenta un enemigo interno, de la misma peligrosidad que SL (solamente que ellos tenían una “ideología” y estos ni siquiera piensan), que quiere destruir al país, dinamitando sus instituciones y destruyendo con minuciosidad e insistencia cada logro obtenido trabajosamente y que además aprovecha una situación de emergencia como la es pandemia, usándola como distractor de lo que son sus verdaderas actividades subterráneas.

Vuelvo a decir que no se trata de “defender” al Presidente, sino de pedir que lo investiguen acerca de las acusaciones hechas y de las que se le formulen, que las afronte como cualquier peruano, una vez que termine su período presidencial, como lo dispone la Constitución.

El “apuro” por lograr la vacancia no solamente no huele bien, sino que apesta… Es una pelotudancia hedionda.

Imagen: hdqwalls.com

CON «M» DE MUERTOS VIVIENTES


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Basta ver las listas de los candidatos al Congreso para saber que los muertos vivientes, los zombis famosos se sacuden la tierra que los cubría y acomodan sus andrajos que malcubren la gusanera y la podre para iniciar su marcha. ¿La meta? Un sitiecito en lo que fue el congrezoo, desde donde poder vomitar sin que les hagan nada, porque la curul, el sitiecito, les asegura inmunidad/ impunidad: pueden cagarla donde quieran y mearse sobre cualquier principio.

 

La pandilla de cadáveres destartalados repite como mantra sus consignas y confía en que hay un 15% de la ciudadanía que sufre de adicción a la mugre, a los hedores de la descomposición y el desagüe y que peor es nada, que hay que cultivarlos con bocanadas de aliento fétido y tápers proselitistas llenos de excremento.

 

No importa que un 85% de intonsos celebraran el cierre del viejo congrezoo porque la memoria es frágil y cuando vean las caras pustulosas, ajadas y amarillentas pero conocidas, habrá mucho que se echen en sus brazos, aunque les pedirán cuidado porque algún entusiasmo regurgitado se los puede arrancar.

 

Los muertos vivientes confían en la desmemoria y el olvido de la gente y están muy seguros que sus olores ni se van a notar en medio del aroma a gasolina y basura que reina en las calles.

 

Es que parece que en el Perú no aprendemos y buscamos el hueco para meter la pata repetidas veces. “Nacidos para sufrir” no es el título de una vieja película india de Bollywood, sino lo que podría ser el lema masoquista de un país en el que los enterrados regresan de sus tumbas para seguir haciendo de las suyas, porque como decía Humberto Martínez Morosini, “Aquí no pasa nada”.

 

¿No será que se están preparando para una superproducción de Chollywood que se va a filmar en el Presbítero Maestro?

 

Imagen http://www.rtve.es