APAGA Y VÁMONOS…!


 

Otra vez comentando lo visto en TV.

Anoche, por canal N, fui un espectador más de cómo el Perú parece no cambiar. Lo que se ofreció antes es “papel mojado” en el momento que se necesita y no vale nada.

Durante el “debate” (que volvió a ser una exposición personal de temas) propiciado esta vez por el JNE, la debacle inicial fue total.

Las llamadas “portátiles” que en realidad son pequeñas agrupaciones de manifestantes vociferantes y que los partidos acordaron no llevar al evento del JNE, se hicieron presentes con su ensordecedora bullanga. Las de Castañeda, Keiko y Toledo, a las cuales se sumó la de PPK, hicieron caso omiso de un acuerdo previo. Alguien (creo que Castañeda) dijo restándole importancia al hecho, que todo era fruto de entusiasmos y que no se podía prohibir que el público se manifestara. Curioso público uniformado y con pancartas. Curioso entusiasmo individual que llevaba bocinas y bombos. ¿Y los demás?  Humala se quejó, pero dejó sin piso y desautorizó a quien salió como su vocero y dijo que el candidato no asistiría hasta que se retirasen las portátiles. Humala fue, participó y dijo que él no había dicho que no iría. A los demás no parecieron acompañarlos seguidores visibles. ¿Cumplieron el acuerdo? No queremos creer otra cosa.

Esta batahola inicial que desbordó a la policía según lo visto y escuchado a los locutores del mencionado canal, impidió que los candidatos llegaran normalmente. La grita impedía escucharlos y una vez en el acto mismo, tuvieron que cerrar las ventanas para que los candidatos pudieran plantear audiblemente sus temas.

La policía pareció no poder (o no querer) hacer nada por controlar a la gente que uniformada y enfervorizada, se iba a las manos. El inicio fue un caos total, con atropello por el parecer vehículo de Ollanta Humala, de un camarógrafo de TV.

Digo yo, ¿esto es lo que esperábamos?  Una muestra más del trogloditismo cavernario de muchos peruanos que no dudan en poner en ridículo un acuerdo tomado y unas reglas aceptadas, haciendo picadillo lo que sus líderes deberían hacer respetar.

Esta fue un muestra más de cómo ciertos peruanos hacen el ridículo en público y como los hombres que aspiran a conducir los destinos de un país, no pueden siquiera mantener el orden entre unos cuantos de sus partidarios.

¡Qué pena!  Los discursos están bien, pero a la hora de los loros lo visto, los convierte en palabras que se lleva el viento.

No podemos con nuestro genio. Nos gusta el desorden, la bullanga y le corremos a las cosas serias que comprometen el futuro. A veces, el tema cantado por Celia Cruz, “La vida es un carnaval” que tanto le gusta a nuestro presidente, parece tomar cuerpo y convertirse en una especie de despreocupado y no comprometido himno nacional.

Perú, país de oportunidades perdidas…por culpa de los peruanos.