CUESTIÓN DE CONFIANZA.


Revolviendo archivos encuentro esto. En una época de furor electoral sirve reflexionar en nosotros como país.

Reflexionar si iremos por buen camino o la pifiaremos.

El Perú ha suspendido* las medidas de confianza entre Chile y nuestro país. Las ha suspendido luego de elevar una protesta diplomática provocada por la venta de armas del vecino del sur a nuestro vecino del norte en pleno conflicto bélico, siendo Chile garante del Protocolo de Río de Janeiro.

Fuera de las consideraciones diplomáticas ¿cómo es posible confiar en un país cuyo lema nacional reza “Por la razón o por la fuerza”? ¿Cómo hacerlo con quienes para evitar sanciones, cambian la etiquetas de la ropa fabricada e importada de China y comercializada a través de sus tiendas en el Perú? ¿Cómo tener confianza en un vecino que coloca un video, por lo menos de mal gusto, en una sucursal de su principal línea aérea y “no se da cuenta” durante el tiempo más que suficiente como para notarlo? ¿Qué esperanzas podemos cifrar en un país en el que uno de sus representantes al congreso dice que lo único que el Perú tiene son ruinas? ¿Podemos confiar en un país como aquel que tiene representantes de su clase política en instituciones como el tristemente célebre “Banco República” que nos dejó colgados, estafando a los ahorristas locales?

¿No fueron los chilenos los que aprovechando la corrupción de un gobierno peruano construyeron una fábrica en los Pantanos de Villa? ¿Y no fue este Chile el país que liquidó a sus propios generales porque le eran incómodos al gobierno de turno, presidido por otro general?

¿Cómo vamos a confiar, por Dios, en un país que garantiza un Tratado de Paz, Amistad y Límites y es capaz de vender armas a un país de los dos que se ven desgraciadamente enfrentados en un caso bélico?

No se trata de xenofobia. Se trata de confianza.

Es cierto que los empresarios chilenos invierten hoy en el Perú. Es cuestión de confianza también.

El Perú está creciendo, tiene estabilidad económica, es tranquilo y paciente.

Compramos en múltiples almacenes y tiendas e instituciones financieras varias se encargan de nuestros ahorros. La electricidad de gran parte de Lima es administrada por una empresa Chilena. Confiamos en sus ofertas, su crédito y buenas prácticas.

Somos realmente u país de confianza. ¿O será que somos un confiado país?