«NO QUISE HACER LO QUE HICE, PERO SI NO LO HUBIERA HECHO, ALGUIEN LO HACÍA…»


 

disco rayado

Disco rayado. “Chiste repetido sale podrido”. Otra vez hay lágrimas de cocodrilo, “retractaciones”, miradas a otro lado y toda la parafernalia del disimulo, el “yo no fui” y el “pégale, pégale, que ella fue”.

Las lágrimas no son producto de las bombas ni los palos que trataron de contener multitudes; son las que se producen por el miedo a enfrentar las acciones; lágrimas de un arrepentimiento tardío. Al disimulo y a mirar a otro lado ya nos acostumbraron y no es novedad.

De pronto, la gente se levanta y dice que se acabe toda esa impunidad, mostrándose cansada de tanto ver un espectáculo de cuarta que solicita aplausos.

Parece que o no se ven ejemplos o la memoria es frágil, pero historia reciente nos muestra como el pueblo se cansa. No solo es el movimiento de “Indignados” sino la propia indignación la que debiera hacer pensar a los que creen que tienen la sartén por el mango.

Esto ha sido una chispa y nadie en su sano juicio quiere que la pradera se incendie. La oposición a los hechos está puesta y gritada; hierve la multitud y sin embargo se dan “explicaciones” y se trata de minimizar lo que pasa. Otra vez la memoria nos debe recordar que el medio por el que dicen que el avestruz se protege (hundiendo la cabeza), es suicida.

Vox populi, vox Dei” decían y ahora no hacen caso. ¿El pueblo? Votaciones y si se equivocan “¿por qué eligieron mal? Lo que queda es que aguanten”. Esto es suicida, me parece fatal.