Dormía de día y trabajaba desde las 10 de la noche hasta las seis de la mañana. Los domingos descansaba, o sea que dormía todo el día.
Había invertido los horarios normales y no pudo casarse porque no encontró una novia que resistiera a su lado, resignada a verlo nada más que un rato en la noche del domingo cada semana.
Se llamaba Leoncio y su apellido era Marmotta; le decían Lironcio, porque iba mejor con su apellido y su dormir.
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