
Con esto no estoy diciendo nada nuevo porque lo que dice el título es lo que la creatividad en general debe hacer para serlo y en particular, la publicitaria donde es mucho más visible y cuando lo hace de verdad tiene éxito inmediato, éxito que es percibido por muchísimas, cientos, miles de personas (no quiero pecar de exagerado pero pueden ser cientos de miles…).
Lo difícil es ser creativo, es decir romper esquemas pero con un fin; no hacerlo por hacerlo o como antes se decía “per épater le bourgeois” (para espantar/horrorizar al burgués) eso no es lo que –por lo menos- se busca al hacer publicidad. Ya hemos abordado el tema de que “nada se crea ni se destruye, sólo se transforma”, según dice certeramente la ley de la materia y que lo que hace la creatividad publicitaria es transformar aquello que ya es, en algo novedoso –la palabra “nuevo” me parece impropia, falsa- y que llame la atención.
Romper esquemas significará pues hacer ver las cosas usuales bajo una luz distinta de modo atractivo para el público espectador y precisamente allí radica la dificultad, porque el creativo publicitario debe esforzarse al máximo cada vez para que su capacidad de sorprender funcione y lo haga bien y cada vez no podrá repetirse porque aburrirá con lo ya visto, por aquello de “chiste repetido sale podrido”.
Insisto en que “romper esquemas” no es decir babosadas, ni palabras subidas de tono, usar artificios truculentos o mostrar “imágenes audaces”: es mucho más que eso y significa que apelaremos a la atención, a la atracción deslumbrante, para luego poder pasar al convencimiento.
La creatividad publicitaria no es un “lecho de rosas” ni refugio de ingeniositos de salón, porque está en juego la inteligencia que es usar el cerebro, “la cabeza”, para algo más que llevar un sombrero por bonito que sea.
Imagen: http://www.todocomplementos.com
Originalmente publicado en «CÓDIGO«
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