Parecería una broma de Condorito, pero lo que dijo o trató de decir el congresista (¿?) Condori, es en realidad trágico.
Muestra como detrás de máscaras y explicaciones se esconde esa tremenda realidad que avergüenza.
Citar a un asesino y a sus prácticas tomando como ejemplo su accionar, puede sonar estúpido, pero revela un modo de pensar (¿?). Un retorcido modo que hace alarde de simpleza y sin embargo rezuma intolerancia. El eco bobo de una cacofonía que hoy agita pancartas y que mañana, para hacer prevalecer sus “razones”, matará.
“El Cóndor pasa”, originalmente, es una melodía sin letra; Rubén Condori es un incitador sin atenuantes. El país no puede permitirlo.
Debe estar conectado para enviar un comentario.