Tomó teatralmente el revólver y se lo puso en la sien.
Apretó el gatillo y un “¡click!” fue el sonido que escuchó. Estaba solo en su habitación y se quedó quieto.
Sonrió sabiendo que el arma estaba descargada y había hecho trampa al jugar a la ruleta rusa.
Debe estar conectado para enviar un comentario.