
La palabra parece decir que sí, y en efecto, todos intentamos hacer algo que sea eso. Intentamos, digo, lo que significa que tratamos de comunicar, pero no siempre nos acompaña el éxito…
Comunicar implica a otros. Yo no puedo “comunicar al aire” ni tampoco comunicar a las piedras; como ser humano, comunico a otros seres humanos y me puedo comunicar con algunos seres vivientes, en especial si son animales “domesticados”, que entienden mis “señales” de comunicación…
En el plano que ahora nos interesa, que es aquella comunicación que establecemos con otros seres humanos, lo que parece simple, natural y “común”, no lo es, porque para que exista, tienen que haber, en primer lugar, un emisor y un receptor; es decir, alguien que “diga” algo y alguien que lo escuche…
El segundo paso será la claridad y la comprensión de los mensajes, porque estos, al ser emitidos, tienen que ser entendidos y, además –que no es lo mismo- comprendidos por quien o quienes los reciben…
Aquí suelen empezar los problemas, porque el emisor no tiene en cuenta la capacidad del receptor para entender el mensaje… El emisor “habla en difícil” por ejemplo; usa un lenguaje que no es bien entendido, o se orienta a otro grupo objetivo. Así un ingeniero, un médico o un astrónomo, no podrá (ni deberá) comunicar al público en general, usando términos profesionales que solamente entienden los que comparten su actividad profesional, porque el auditorio “se quedará en la luna” y el fracaso será patente…
El comunicador tiene que saber hacerlo, porque no se trata de hablar o escribir solamente, sino hacerlo para que quienes escuchan o leen, entiendan y comprendan lo que se está exponiendo…
A veces se piensa que “se baja el nivel” del conocimiento al –como se le suele decir- “vulgarizarlo”, pero esto en realidad lo que supone es ponerlo al alcance de la mayoría, eliminando “tecnicismos” innecesarios y –ojo, parlamentarios nacionales- parrafadas que no dicen absolutamente nada, y están repletas de palabras sonoras, pero huecas…
Vulgar aquí, por si acaso, no tiene la acepción de “basto”, sino que como la palabra proviene del latín, (“vulgus”), significa un conjunto de personas comunes, que no tiene conocimientos especiales sobre una materia… ¡Y esto TIENE que tenerlo en cuenta el comunicador!
Comunicar no es “pararse y hablar”. Es muchísimo más que eso y por esta razón a veces los receptores se “quedan en la luna”. Lo que pasa es que el emisor “habla en difícil” o dice paparruchas…
PUBLICADO EN «XCOMUNICACIONES» 30.3.2021
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