Si alguien me preguntara como es Lima, le diría es una hermosa ciudad, grande, que tiene al mar como vecino y aunque por muchas partes está descuidada, posee tesoros que vale la pena ver; es Lima tierra de santos, tradiciones e historias.
Lima, en la que casi nunca llueve (solo garúa o llovizna) según decía don Héctor Velarde, escritor y arquitecto limeño por supuesto, no tiene invierno sino “inviernito”, ni verano, sino “veranito”; en ella casi no se conocen los extremos y el diminutivo resulta una constante: “un ratito”, “ahorita”, “caramelito”, “una estampita”…
Podemos encontrar una calle llamada “Pericotes”, otra “Pelota” o la “Siete Jeringas”; irnos al barrio de “Mirones” o ver ponerse al sol, que parece bañarse, desde “La Punta”.
Debe ser porque soy limeño, pero me gusta mucho Lima, esta ciudad repleta de pasados, con un hoy gastronómico y su cielo, el de siempre, color “panza de burro”.
Imágenes: www.elcomercio.es / Wikipedia/perupassion/yainis.com/geo4
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