
También podría ser Duterte, Idi Amín Dada o Calígula, el emperador romano que nombró cónsul a su caballo; podría ser cualquiera de los especímenes semi-humanos, que han poblado y pueblan la Historia, demostrando que la inteligencia es un privilegio del cual carecen…
En el Perú estamos al borde de elecciones para presidente y congresistas, en medio de una situación anómala, caótica y crítica. Con el “ramillete” de candidatos que van quedando aptos, tanto para la silla de Pizarro, como para ocupar las curules ubicadas en el local de la plaza Bolívar, tendríamos para hacer el envío a un funeral: el de un “País de desconcertadas Gentes”, como nombraba el historiador Jorge Basadre a nuestra patria.
Ramillete mortuorio, en el que destaca prominentemente –por su volumen corporal y su “especial” visión de las cosas más cotidianas- uno, que se solaza con la comparación que hacen de él con un cerdo, si bien, este es de historieta y simpaticón.
Estamos al borde de las elecciones y con propuestas como las de este marranesco candidato, al borde del abismo y como dicen y suele suceder, los abismos atraen y una vocación suicida podría despertarse en un número suficiente de peruanos votantes, para optar por la oscuridad de un medievo mental que no solamente situaría al Perú en la edad de la “pernada”, sino que agujerearía como la polilla a todas nuestras instituciones, para que se desmoronen y queden sometidas y a merced del imperio del cerdo.
Si Brasil, es, según ellos, “o maior do mundo” y tiene a Bolsonaro como presidente, este debe ser “o maior (…) do mundo”, porque por lo menos su manejo personal, el de la política, el social, parece que el de la economía y el de la pandemia, dejan –hay que ser piadosos- mucho que desear.
264,235 muertos contabilizados en total hasta ahora, con un número diario, que el sábado pasado sumaba 1,555 fallecidos, y con 10.938.836 de personas infectadas, retratan dolorosamente la ineptitud de un “mandatario”, que se precia de privilegiar la economía sobre la salud…
En Brasil, Bolsonaro aparece como un devoto “cristiano”, utilizando esa pantalla para sumar seguidores y “gobernar” de acuerdo a lo que él considera que son “valores”. Peligrosamente, en el Perú, el candidato porcino se confiesa miembro de un movimiento religioso intolerante, de extrema derecha, cuyos “principios” sobre la educación, la “visión” de la sociedad y la economía, promociona y hace suyos, cubriéndose con un manto que es mezcla de éxito empresarial, pía religiosidad y provocativo “llano hablar”.
El chancho real se cubre de lodo para refrescarse y proteger su piel. Este marrano se protege cubriéndose del barro de las mentiras, las medias verdades y las fanfarronadas truhanescas, porque “miente, miente, que algo queda” y ese es su modo torvo y retorcido de ser y actuar.
Espero que haya en alguna salchichería donde lo beneficien, o sea, que lo liquiden, hagan salchichas con su carne y su grasa, pero que no puedan ni regalarlas de lo infectas que son. A los perros, por favor, no se las den, porque morirían envenenados.
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