
MI ADIÓS A DOS LUCHOS
Partieron hacia el Barrio Eterno, con muy poca diferencia de tiempo. Con Luis Bambarén Gastelumendi S.J. y Luis Bedoya Reyes, siento que se va parte de lo vivido por mí…
El primero, fue mi profesor en el colegio y el Prefecto de Disciplina del mismo. Fue mi amigo y me dio la oportunidad de trabajar con él, cuando lo hicieron “Obispo de los Pueblos Jóvenes” (término que creo se le ocurrió a él, en vez de “barriadas”, que le parecía despectivo. Así se fundó PUJOP (“Oficina de Pueblos Jóvenes del Perú”), bajo su presidencia y la dirección de Gustavo Noriega, también ex alumno del colegio de la Inmaculada, Roger Sattler, norteamericano, que venía a integrar el equipo desde el Cuerpo de Paz, a quien luego reemplazaría Lucy Conger, del mismo organismo de voluntarios norteamericanos, Eduardo Lastra, promotor… No éramos muchos y yo cumplía las funciones de jefe de relaciones públicas…
A Luis Bedoya Reyes, lo conocí personalmente y trabajé con él, pero en un campo totalmente distinto, como es la política, porque gracias a mi buen amigo Raúl Rachitoff, hoy también fallecido, me integré como creativo al equipo de comunicaciones de la campaña política para “Convergencia Democrática”, que buscaba llevar a la presidencia del Perú a Luis Bedoya Reyes, en alianza con uno de los más grandes caballeros y hombres de bien que he conocido, y que fue don Andrés Townsend Ezcurra.
Ambos, los dos Luchos, Bedoya y Bambarén, hicieron siempre honor a su apelativo cariñoso al luchar denodadamente, desde donde estuvieron, por la misma causa: la Justicia social.
Si de algo puedo preciarme, es poder haberles dicho “amigo” y sentir que me correspondían. No es algo común conocer en el día a día y estar cerca (aunque sea solo por un tiempo), colaborando con ellos, a dos personas de su talla.
Escribo esto desde la tristeza que me da su partida, pero me consuela saber que ambos llegaron a una edad avanzada, 102 y 93 años, tremendamente lúcidos y sin claudicar ni un ápice de aquello en lo que creían.
Estoy seguro que ambos se han encontrado ya, allí en el Barrio Eterno y deben estar riendo juntos con las bromas cundas de don Lucho Bedoya.
Ojalá tuviéramos muchos “Luchos” como ellos.
Imagen: Internet
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