Acaban de asesinar a un ingeniero civil al que amenazaron de muerte dos sujetos cuando llevaba a sus hijas al colegio. Sentó la denuncia en una comisaría.
Un día antes del homicidio le exigían el pago de cupos para “no molestarlo” en la obra de construcción civil en la que trabajaba.
Han vuelto a matar a un ciudadano, delincuentes que amparados bajo el nombre de sindicatos de la construcción lo único que construyen es su propia fortuna mal habida, mientras destruyen la vida de inocentes y pisotean la Ley burlándose de la sociedad y sintiéndose impunes porque son tolerados gracias al miedo, a la poca acción de una Justicia que muchas veces mira para otro lado, se desentiende o es abiertamente cómplice.
En el Perú se extorsiona tomando carreteras, cobrando cupos por operar negocios grandes o pequeños, por “mover” expedientes o papeles en la administración pública e innumerables cosas más.
En el Perú se extorsiona desde que a Atahualpa le pidieron un rescate que pagó y luego lo mataron; la Historia de mi país tiene momentos luminosos pero también, por desgracia, se arrastra por el fango.
Imagen: captura de AMÉRICA NOTICIAS
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