Tal como van las cosas a nivel mundial, la recomendación del título parece ser la única salida …
No se trata de ser pesimista, pero el balance se inclina peligrosamente hacia lo negativo, por más que se hagan algunos esfuerzos para arreglar alguna cosa. El problema es que en esa labor de parchado, el mundo es como una pelota que casi no da bote y si lo hace, puede ser en cualquier dirección porque la cantidad de parches la deforma y vuelve ingobernable e imprevisible …
Aunque dicen que la esperanza es lo último que se pierde, doña esperanza –me da la impresión- que ha hecho las maletas y se va en cualquier momento …
No sé si en otras épocas el sentimiento de que este es un mundo que se deshace ha sido tan fuerte, pero ahora con las amenazas atómicas del señor ruso, la guerra que él eufemísticamente llama “operación”, la hambruna, la pandemia (que después de matar a cientos de miles se convierte en una “enfermedad más” para quedarse), los ciclones, las lluvias torrenciales, el calor inusual que se transforma en fuego devorador de bosques y personas, y ese enorme etcétera que se llama realidad y habla múltiples idiomas, me parecen a mí que, como dice la frase, “quien siembra vientos recoge tempestades”, y es que sabiéndolo, estamos destruyendo nuestra pelota, la que pronto no servirá más para jugar…¿Y entonces…?
Encima, en Lima el nuevo alcalde está entre dos (censurado).
Sí, ya sé que “feble” significa débil, pero cuando se dice, por ejemplo, que una moneda es feble, es que no tiene valor, ergo, es falsa … Pero siguiendo con las “efes”, utilizaremos también la palabra “fenómeno” y es que –no es difícil de adivinar- se trata de las noticias. Las noticias falsas. Las “fake news”, en inglés. Algo que se pierde en las oscuridades de la Historia, pero que, como verdadero fenómeno moderno, florece actualmente, se disemina y pulula por todas partes, especialmente por ese otro fenómeno moderno, que son las “redes sociales”; un fenómeno que se populariza, masifica y se vuelve ola incontrolable en todo el mundo, gracias a Internet …
Y no es que Internet tenga la culpa de las “fake news”, pero parece ser su vehículo predilecto, por la cobertura, la fácil, muy rápida diseminación –casi inmediata-, y la “viralización” de casi cualquier noticia que se “suba” a las redes, especialmente si es llamativa por lo extraña, cómica o escandalosa …
Las noticias falsas han existido desde que el ser humano es… ¡un ser humano! Hay muchos, infinitos ejemplos que buscaron distraer el ataque de algún ejército, confundir a poblaciones enteras (el famoso caballo de Troya sería un “fake” físico, para excitar la curiosidad y cumplir un fin), o para poner un caso más, la frase atribuida a Goebbels, ministro de propaganda del nazismo, “Miente que algo queda”, que da cuenta del uso intencional de las noticias falsas como un arma de guerra …
Nunca como ahora, las “fakes” se han convertido en opiniones que se repiten y vuelven a hacerlo, con la facilidad de apretar un botón y sin responsabilidad alguna. Nadie sabe de dónde nace lo que está repitiendo y lo más que se conoce es que se trata de un “mensaje repetido muchas veces”; no se sabe si es verdadera o falsa la información, pero el “dar la noticia”, que suena terrible, cómica o muy “atractiva”, parece de pronto importante y sencillo: solamente basta con apretar un botón. El asegurarse sobre la veracidad no importa. Lo importante es la velocidad y el ser “fuente” (no importa si de quincuagésima mano) de “información”. “Soy alguien informado”, piensa, satisfecho, el apretador de botones, sin darse cuenta que es un inconsciente, que está repitiendo “como un loro” algo que vio y que concuerda con lo que siente. “Es lo que yo diría”, asiente orgulloso …
Es la banalización de la información, la entronización del chisme y elevar a este a la categoría de opinión … Es una estupidez, que repetimos varias veces al día, y nos quedamos felices y tranquilos, porque “sabemos la última” …
Hoy se celebra mundialmente, en el catolicismo, el día de Santa Rosa de Lima, la santa peruana, sobre la que han tejido muchas historias y quiero rescatar una, la del tradicionista Ricardo Palma, creador de verdaderas maravillas en sus “Tradiciones Peruanas”, que son de obligada lectura. El texto es largo, pero delicioso y aquí va, como mi pequeño homenaje a la santa patrona del Perú.
LOS MOSQUITOS DE SANTA ROSA
Cruel enemigo es el zancudo o mosquito de trompetilla, cuando le viene en antojo revolotear en torno de nuestra almohada, haciendo imposible el sueño con su incansable musiquería. ¿Qué reposo para leer ni para escribir tendrá un cristiano si en lo mejor de la lectura o cuando se halla absorbido por los conceptos que del cerebro traslada al papel, se siente interrumpido por el impertinente animalejo? No hay más que cerrar el libro o arrojar la pluma, y coger el plumerillo o abanico para ahuyentar al mal criado.
Creo que una nube de zancados es capaz de acabar con la paciencia de un santo, aunque sea más cachazudo que Job, y hacerlo renegar como un poseído.
Por eso mi paisana Santa Rosa, tan valiente para mortificarse y soportar dolores físicos, halló que tormento superior a sus fuerzas morales era el de sufrir, sin refunfuño, las picadas y la orquesta de los alados musiquines.
Y ahí va, a guisa de tradición, lo que sobre tema tal refiere uno de los biógrafos de la santa limeña.
Sabido es que en la casa en que nació y murió la Rosa de Lima hubo un espacioso huerto, en el cual edificó la santa una ermita u oratorio destinado al recogimiento y penitencia. Los pequeños pantanos que las aguas de regadío forman, son criaderos de miríadas de mosquitos, y como la santa no podía pedir a su Divino esposo que, en obsequio de ella, alterase las leyes de la naturaleza, optó por parlamentar con los mosquitos. Así decía:
-Cuando me vine a habitar esta ermita, hicimos pleito homenaje los mosquitos y yo: yo, de que no los molestaría, y ellos, de que no me picarían ni harían ruido.
Y el pacto se cumplió por ambas partes, como no se cumplen… ni los pactos politiqueros.
Aun cuando penetraban por la puerta y ventanilla de la ermita, los bullangueritos y lanceteros guardaban compostura hasta que, con el alba, al levantarse la santa, les decía:
-¡Ea, amiguitos, id a alabar a Dios!
Y empezaba un concierto de trompetillas, que sólo terminaba cuando Rosa les decía:
-Ya está bien, amiguitos: ahora vayan a buscar su alimento.
Y los obedientes sucesorios se esparcían por el huerto.
Ya al anochecer los convocaba, diciéndoles:
-Bueno será, amiguitos, alabar conmigo al Señor que los ha sustentado hoy.
Y repetíase el matinal concierto, hasta que la bienaventurada decía:
-A recogerse, amigos, formalitos y sin hacer bulla.
Eso se llama buena educación, y no la que da mi mujer a nuestros nenes, que se le insubordinan y forman algazara cuando los manda a la cama.
No obstante, parece que alguna vez se olvidó la santa de dar orden de buen comportamiento a sus súbditos; porque habiendo ido a visitarla en la ermita una beata llamada Catalina, los mosquitos se cebaron en ella. La Catalina, que no aguantaba pulgas, dio una manotada y aplastó un mosquito.
-¿Qué haces, hermana? -dijo la santa-. ¿Mis compañeros me matas de esa manera?
-Enemigos mortales que no compañeros, dijera yo -replicó la beata-. ¡Mira éste cómo se había cebado en mi sangre, y lo gordo que se había puesto!
-Déjalos vivir, hermana: no me mates ninguno de estos pobrecitos, que te ofrezco no volverán a picarte, sino que tendrán contigo la misma paz y amistad que conmigo tienen.
Y ello fue que, en lo sucesivo, no hubo zancudo que se le atreviera a Catalina.
También la santa en una ocasión supo valerse de sus amiguitos para castigar los remilgos de Frasquita Montoya, beata de la Orden Tercera, que se resistía a acortarse a la ermita, por miedo de que la picasen los jejenes.
-Pues tres te han de picar ahora -le dijo Rosa-, uno en nombre del Padre, otro en nombre del Hijo y otro en nombre del Espíritu Santo.
Y simultáneamente sintió la Montoya en el rostro el aguijón de tres mosquitos.
Y comprobando el dominio que tenía Rosa sobre los bichos y animales domésticos, refiere el cronista Meléndez que la madre de nuestra santa criaba con mucho mimo un gallito que, por lo extraño y hermoso de la pluma, era la delicia de la casa. Enfermó el animal y postróse de manera que la dueña dijo:
-Si no mejora, habrá que matarlo para comerlo guisado.
Entonces Rosa cogió el ave enferma, y acariciándola, dijo:
-Pollito mío, canta de prisa; pues si no cantas te guisa.
Y el pollito sacudió las alas, encrespó la pluma, y muy regocijado soltó un
¡Quiquiriquí! (¡Qué buen escape el que di!) ¡Quiquiricuando! (Ya voy, que me están peinando).
Allí están los que se van y también quienes se quedan.
Sobre las aguas que los llevará, cruzando el mar, bajo el sol y las estrellas, el barco espera para transportar esperanzas, sueños y destinos …
En el embarcadero se confunden los que se van y los que se quedan. Los que vienen a despedir con abrazos, recomendaciones, estampitas y pequeños consejos. Los que cargan paquetes y en el bolsillo llevan una carta al pariente, mientras miran alternativamente a los que se quedan y a los que irán con ellos, tratando de encontrar diferencias …
Hay llantos y sonrisas forzadas, pañuelos que secan lágrimas y que después dirán adiós, agitándose en el aire, ese, que ya no será el mismo …
Irse o quedarse. Despedir o embarcar.
Llorar o mirar hacia el mar fijamente.
En todo caso, soñar con mañanas o dormir, teniendo pesadillas …
Escritora, redactora y editora del lado infra literario opuesto a la revistilla del montón* - palabras de René Wellek y Austin Warren en su obra " Sobre la Teoría Literaria". Editora en el sitio Masticadores Sur
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