¿SE LES VINO LA NOCHE?


NOCHE

Cuando a alguien “se le viene la noche” es que está en problemas. Y pareciera que esto sucede con algunos corruptos. No les pasa a todo, por desgracia, pero poco a poco parece que avanza lo que tenía que venir.

Generalmente, la noche no cae de golpe, sino que va creciendo la oscuridad. Por eso muchos se ufanan de que todavía “esté claro” y siguen urdiendo sus intrigas. La noche, espero, les llegará a ellos también porque estamos cansados. Porque de algún lado debe llegar el brazo justiciero que los barra y para siempre.

La noche está cayendo para el crimen que se creía impune; para esos personajes que poblarían fácilmente cualquier cuento de horror.

Les caerá la noche y en su confianza, la oscuridad les impedirá ver lo que viene. Es tiempo ya; el hartazgo de la ciudadanía no puede esperar más… Y una vez que la oscuridad pase vendrá una nueva luz que va a mostrar un mundo nuevo, porque siempre cuando acaba la noche viene el amanecer. Ese que es necesario.

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LOS «FACILITADORES»


He leído ayer una entrevista a Julio Cotler en “La República”  (//www.larepublica.pe/08-07-2012/jul …) y  desde mi humilde esquina coincido plenamente con él. Larga para ponerla por completo aquí, menciono solamente lo que dice frente a la “intermediación” de la iglesia católica en el conflicto de Conga. Me parece que es reconocer que no se tiene la habilidad suficiente para manejar algo que evidentemente se ha escapado de las manos del Gobierno. ¿Es que no existe la Defensoría del Pueblo por ejemplo? El Estado tiene los oídos suficientes para escuchar y debería saber dialogar. Se dice que la negativa de los que se oponen al proyecto, cierra todas las puertas. Es cierto que con medidas extremas y militarización del asunto, ni un solo resquicio se abrirá. Espero que a monseñor Cabrejos, cajamarquino, él, le vaya bien en su encuentro. Ojalá que el P. Garatea comunique y sus argumentos sean valorados y tenidos en cuenta. Son ambos dos hombres valiosos y valientes que están haciendo lo que ninguna de las dos partes hizo: escuchar y hablar. Porque unos arengaron y otros respondieron con la fuerza. Los muertos, los heridos y el vandalismo no son argumento ni respuesta. Tampoco lo son las balas y los golpes. Necesitamos el agua y necesitamos la minería. Debemos aceptar los cambios positivos que esta última trae. Hay que saber enfrentar el cambio y utilizarlo: cambiar para mejorar. De otro modo seguiríamos viviendo refugiados en cavernas.

VOLVER DEL INFIERNO


No puedo dejar de manifestar mi alegría, que es la de todos los que tienen algo de seres humanos, por el retorno de Luis Astuquillca. El joven policía es una muestra de valor. Del verdadero valor que a tantos falta. Hoy es un héroe vivo, pero pudo haber muerto.

Los criminales, disfrazando de ideología su accionar, lo sindicaron como “enemigo”, es decir aquel que impide sus trapicheos. Los nombres para encubrir a esta ralea poco importan: pueden ser el de narcotraficantes, terroristas o narcoterroristas. Lo verdadero es que pertenecen a ese rebaño que puebla las crueles pesadillas del infierno y que se sostiene y actúa por el dinero. Va en busca de él y no se conoce nada que pueda detenerlo, salvo la muerte.

Le dispararon a un ser humano como lo han hecho con muchísimos otros para “avanzar” en un combate que pierde sus raíces en la historia: el del bien y el mal. Porque esos nombres mencionados encarnan el mal que agazapado busca infringir una derrota absoluta para así poder ponerse la piel de cordero y hacer lícito y positivo su accionar.

Luis ha vuelto y eso debe hacernos reaccionar y rechazar profundamente a quienes parecen hacer el juego a los delincuentes. Les hacen el juego con la injusticia, con el latrocinio silencioso que merma hasta dejar exhausta lo que con derecho es la defensa de la sociedad. Les hace el juego porque al igual que a ellos, lo único que les interesa es una cuenta bancaria abultada, no importando que tenga billetes manchados de sangre, que pueda pagar sus lujos de vida cobarde.

¡Qué lástima que la historia se repita y solo los nombres del infierno cambien! Seguimos sin haber aprendido que el bienestar exagerado de unos pocos significa el sufrimiento de los muchos y que la indiferencia es tan mortal como las balas, las minas antipersonales y el napalm.

El regreso de Luis del infierno que ahora tiene otro nombre, tendría que hacer reaccionar al Perú entero y no dejar que sea “el Gobierno” quien se encargue. El Gobierno somos todos y no creo que nadie pueda negarse a salir en defensa de la salud, la decencia y el progreso para todos y no para unos cuantos que se esconden para después unirse al mal y ayudarlo a hacerse pasar por lo que nunca fue.

¡Bienvenido y gracias Luis Astuquillca! Te lo dice el Perú que les debe a todos tus compañeros, los que cayeron, los que aún luchan y a ti, la posibilidad de seguir siendo país.

JUGAR CON FUEGO


Eso es lo que estamos haciendo. Sabiendo las consecuencias pero sin que parezca importarnos mucho.

No se explica de otra manera que se vendan alimentos en mal estado, que chalecos antibalas “no sean apropiados” y se tengan que retirar mil unidades cuando ya estaban enviadas para “proteger” vidas.

Detrás de todo hay una sociedad en descomposición que acepta y da coimas, engaña, falsifica, roba, extorsiona y claro, mata. Todo sin que se arrugue un músculo, salvo tal vez los necesarios para una risa cachacienta. Todo dando señales de normalidad de un “aquí no pasa nada” y donde miles de Pilatos se lavan las manos.

¿Qué está pasando? ¿Es que como sociedad ya no tenemos remedio y damos por bueno lo malo? ¿Es que lo visible se vuelve invisible al toque de la varita mágica del dinero?

A veces, cada vez más seguido, el hígado crece, metafóricamente hablando, a la vista de tanto desbarajuste, por emplear una palabra suave y el ánimo se solivianta ante un dejar hacer, dejar pasar, que avergonzaría al más pintado. Sin embargo cada día se acumula la inmundicia generada por quienes debían guardar la limpieza. Una pequeña parcela de poder se usa para ampliar dominios non sanctos y lograr beneficios inexplicables. La trampa es moneda corriente y está tan enraizada que se la llama “viveza” haciendo tristemente cierto aquello de que “el vivo vive del zonzo y el zonzo de su trabajo

Sé que con este post y estas palabras no voy a lograr nada, porque quienes me lean pensarán que soy uno más que sufre de “delirio de persecución” en un país donde las cifras van para arriba. Sí, las cifras van para arriba y lo hacen también las de los asesinatos, las agresiones, los robos encubiertos y descubiertos, los atropellos múltiples y las vejaciones sin nombre. Quienes me lean pensarán que mis palabras son solo eso: los refunfuños de un amargado que no aprendió a sonreír. La verdad es que si mis palabras fuera balas, habría una carnicería y que quiero sonreír cada mañana porque estoy vivo, respiro y puedo moverme, pero me pongo triste cuando me entero en ese instante que los muchachos que van al VRAE corren hacia la muerte, que siguen operando empresas con juicios por defraudación, con licencia para matar o enfermar a muchos, mientras engordan billeteras. Se me va la sonrisa cuando leo que se lucró con la desgracia y la muerte provocadas por un desastre natural. Solo tengo las palabras y la indignación.

Y aunque se escuchen similares por muchas partes, la podredumbre es sorda ciega, muda y muy grande.

¿Qué hacer?: ¡Decir basta!, pero no basta decirlo. Hay que parar.

Estamos jugando con fuego y este, siempre quema.