PINTOR


PINCEL Y PINTURA

Había aprendido los colores de la naturaleza: las innumerables tonalidades del verde, los azules infinitos, los rojos, los amarillos y sus combinaciones estuvieron siempre allí, a su disposición y se hizo pintor.

 

Sobre las telas hacía vivir campos, mares, sembríos y cielos; era un regalo ver sus pinturas y reconocer en ella los sueños;  una mañana abrió los ojos y todo lo vio en blanco, negro y gris.

 

 

Imagen: www. utilidad.com

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LA PINTURA Y EL CHIP.


CHIP upload.wikimedia.org

Había ido madurando la idea y después la desarrolló; años completos de trabajo obsesivo en una carrera contra el tiempo, porque su padre se hacía cada vez más viejo y de pronto no alcanzaría, no a ver, porque se había ido quedando ciego gradualmente sino a experimentar lo que él consideraba su logro máximo y estaba inspirado precisamente en su padre, pintor que no veía y dedicado a él, que siempre le habló de los colores, las luminosidades, claroscuros y otras maravillas con que la pintura sorprendía a los ojos.

 

Primero estableció un lenguaje, mucho más que un simple almacén de palabras, relacionado con la pintura, donde estaban las descripciones de los colores, las combinaciones de estos, las texturas, las luces y las sombras; luego las técnicas de óleo, pastel, incluso las de carboncillo y lápiz de grafito, las de lápices de cera, el temple y un curioso apartado para los collages más variados.

 

Codificó el lenguaje convirtiéndolo en unos y en ceros y fabricó un lector que se podía pasar sobre la superficie de un cuadro  para “ver” colores, luces, texturas y la técnica empleada en su ejecución; un ingenio electrónico transforma los datos en una voz (de hombre o de mujer) que describía al terminar de recorrer la superficie y esperando unos segundos, lo que había “visto”.

 

Además le agregó un inmenso, interminable archivo de imágenes con las explicaciones detallas de los cuadros famosos de todas las escuelas de pintura y otro, muy pequeño, que guardaba imágenes y descripciones de los cuadros que su padre pintara.

 

 

Probó el ingenio de diferentes formas y lo sometió a cuanta opinión pudo, sin que el secreto saliera de control; por fin, en el cumpleaños noventa de su padre, lo sentó ante una consola, le puso un juego de audífonos que tenía micrófono y le dijo: “Di el nombre de un cuadro…, de cualquiera: no importan el pintor ni la época…”.

 

El viejo no dudó en decir de inmediato “Mi cuarto en Arlés” y luego de segundos una voz de mujer, en los audífonos, describió maravillosamente el cuadro, colores, y texturas, la técnica empleada, las medidas, el autor y el año en que fue ejecutado.

 

En la pantalla, que el padre no veía, estaba la pintura y parecía real;  el padre se enjugaba las lágrimas que no habían parado de salir desde que comprendió lo que estaba pasando: “¿Lloras? Le dijo el hijo  “Pensé que tu regalo de cumpleaños te alegraría mucho…

 

Sí, lloro porque nunca pensé que llegara este día: que cumpliera noventa y supiera que ahora ya me puedo morir porque mi oído ve”.

 

 

Imagen: http://www.upload.wikimedia.org

ROSAS ROJAS PARA TI.


 

DEL ÁLBUM DE AUTÓGRAFOS DE MI MADRE . Enrique, Rosas Rojas.

En un álbum de autógrafos de mi madre, encuentro esta pequeña pintura, hecha por mi padre en 1928.

 

En cada aniversario de matrimonio y cumpleaños de Tony (o “mi chiquita”, como él le decía) le enviaba un ramo de rosas rojas. Lo hizo dos veces cada año, desde que se casaron  hasta que él falleció.

PEQUEÑO DESCANSO


 

Hasta el próximo jueves.

Una semana de descanso para que leer no sea aburrido.

¡Hasta entonces!descanso

EEPA


Hoy es tu santo y sé que te gusta que te feliciten. ¿A quién no…? Por eso, lo primero que hago es hacerlo: ¡Feliz día Alicia!

En realidad, a quien debería felicitar es a mí mismo, por tenerte. No cabe en palabras mi alegría, no esa alegría saltarina sino la tranquila: la alegría profunda que produce el diario maravillarse ante las cosas que haces que sucedan. Esos miles de pequeñas cosas que a veces, en el momento, no se toman en cuenta, hasta que la sorpresa nos hace notar su existencia.

Cada día que pasa aprendo más y lo hago, porque calladamente me enseñas que la vida merece vivirse y es un hermoso regalo que nunca agradecemos bastante. Cada instante es nuevo, tiene brillo propio e ilumina lo que podría ser el desgranar rutinario de las horas, dándole un sentido distinto y valioso. Valioso, porque los dos decidimos un día enfrentar juntos las mañanas, las tardes y las noches: desde entonces hemos caminado por caminos de todo tipo, pero sabiendo hacia dónde vamos.

Hoy, que es tu santo, sólo puedo darte como regalo, mi cariño, renovado, pero sé que tú sabes que es lo mejor que tengo.