ES PREFERIBLE REÍR QUE LLORAR


ES PREFERIBLE REIR

El título es el de una canción de Peret,  creador de la rumba catalana y viene a cuento con lo que está sucediendo en el Perú, mi país; una desgracia tras otra se amontonan y si antes fue el “fenómeno del Niño” el “fenómeno” ahora tiene más de un nombre: “Lava Jato” y “Lava Juez”, pero significa lo mismo: CORRUPCIÓN.

 

Sin embargo ese es el fenómeno notorio, porque lo demás ratonea por las esquinas royendo al país y a sus instituciones: se puede escuchar el ruido que hacen los dientes al ir atacándolo casi todo.

 

Por eso, tal vez, esto que es tan serio, sin dejar de serlo, provoque hacer bromas a su costa y el ingenio nacional pueda, si no salvar definitivamente, sí paliar los sufrimientos de un Perú que no se merece el brete* en el que está metido.

 

Una risa bien vale una misa y tal vez muchas misas sirvan para que Alguien nos escuche y mientras tanto… ¡sonriamos, hermanos!

 

*brete: cepo de hierro que se ponía en los pies de los condenados para impedirles huir.

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FLOTAR


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Eso es lo que el gobierno parece estar haciendo: trata de mantenerse a flote en un mar cada vez más embravecido, donde todo confluye para encrespar las aguas.

Dice buscar el diálogo y para demostrarlo cambia ministros. El descontento explota en diferentes sitios y llega tarde o aplica fuerza desorbitada. Avanza, retrocede, avanza, retrocede y queda una impresión de desconcierto que podría tomarse peligrosamente como desgobierno.

No parece estar nadando hacia la orilla y son manotazos, como si se ahogara, los que da. Reacciona al estímulo y a su vez, no sabe estimular.

Parchar el gabinete, precisamente es eso: poner curitas cuando la herida es grave.

Flotar suena a último recurso.

 

EL MÁRTIR


MADURO & PAJARITO

Es un hombre que dice a quien quiera oírlo que lo quieren eliminar. Describe conjuras, confabulaciones y planes asesinos. Identifica a los presuntos responsables como “enemigos de la patria” y acusa a fuerzas poderosas de buscar su muerte.

Son tantos los complots en su contra que ha denunciado y tantos los que presume de haber desbaratado que no se sabe si el buen signo lo acompaña o tiene un infiltrado más allá de las nubes.

Lo cierto es que el hombre tiene una vocación de mártir que no puede con ella y sueña con ser elevado a unos altares donde la “P” que está grabada en piedra, significa patria.

Se vislumbra como mártir, se ofrece como mártir y pone todo su énfasis en serlo. De lo que parece no darse cuenta es que lo rodean cientos, miles, millones de verdaderos mártires, que forman una nación que él, curiosamente preside.

LA «V»


V

Creo que al ahora locuaz mudo se le está convirtiendo en víctima y sabemos que los “pobrecitos”, los “débiles” y los “acosados” son siempre quienes se llevan las palmas (y  a veces los votos) del público.

Todo parece confluir en lo que impediría la participación en la carrera por el sillón edil que fuera de don Nicolás de Ribera, de un silente que ahora recupera el habla para acusar frenético de que hay una “mano negra” que lo quiere sacar de la carrera. La estrategia de auto-victimización sigue a la de la callada por respuesta: se está sirviendo en bandeja. Alguna propuesta descabellada (y un poco trasnochada) ha hecho y en vez de proponer enfrentar los problemas, ha escogido la arenga, “la portátil”, la marcha de protesta. Lo apoyan los que quieren que todo siga igual; los que durante ocho años medraron; a los que no les conviene el cambio, la limpieza y lo que se reconoce por correcto. “¡Déjenlo así nomás!” No importa ir en un micro que se cae a pedazos, “manejado” por un asesino con brevete vencido o sin brevete y record de papeletas de tránsito muy graves. No importan el caos ni la mugre. “¡Que todo siga igual!” Y las manos se frotan: la estrategia funciona. Basta ver quiénes son los que se “indignan” para saber por dónde va la cosa. ¡Milagro de san Comicio!: el mudo habla y grita…

La palabra “victoria” se escribe con “v” de víctima, por desgracia.

EL HOMBRE INVISIBLE ES MUDO


HOMBRE INVISIBLE

Tenemos un candidato a la alcaldía de Lima que buscar ser elegido nuevamente, en una especie de engolosinamiento con el poder del sillón de Pizarro, popularmente conocido por su mutismo y que ahora resulta de una invisibilidad sorprendente, limitándose sus apariciones a fugaces destellos registrados por una cámara y subidos a las redes sociales.

No firma un pacto ético que pareciera no convenirle, cita a una conferencia de prensa a la que no asiste y en general da la impresión de ser un personaje imaginario que escribió su nombre en las gradas de escaleras, no sé bien si para que lo recuerden como “constructor”, o para estar presente en las subidas y bajadas de la vida vecinal. Sería el personaje imaginario con la más alta intención de voto que conozco, excluyendo por supuesto a “cartoons” tan famosos como el Ratón Mickey o el Pato Donald.

No sé si lo del sillón de Pizarro es una bizarra (con p) atracción o hay otras cosas por ahí de las que mejor no hablar. La callada por respuesta, la invisibilidad como recurso y la popularidad parecieran aquí ir de la mano.

Se tejen todo tipo de teorías a su alrededor y de pronto eso es lo que busca su “campaña”: que se hable de él. La campaña de comunicaciones de este candidato es silente y al personaje se lo ve en grabaciones. Su comunicación parece descansar en los escalones que los ciudadanos pisan diariamente al subir o bajar. Curioso modo de enfrentar los problemas de la ciudad: con los pies.

¿NARCOESTADO?


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El tema es peligroso y urgente.

Lo que viene sucediendo en el país se acentúa en esta época de elecciones, donde ese “gran capital” quiere coparlo todo con pretextos de cualquier tipo.

El dinero fluye a borbotones y genera esa falsa bonanza que desprende como un polvillo blanco y genera sonrisas complacientes. Sin embargo a pesar de las señales de alarma se continúa sin importar que la marea inunde el país.  Parece que no nos damos cuenta y actuamos de manera inconsciente, o con una laxitud ociosa y permisiva que nos invade.

Los ejemplos son claros y están por todas partes pero la vida sigue y mientras despreocupadamente la vivimos, sin hacer mayor caso a las señales, el Perú está entrando en un “narcofuturo” que se vuelve presente cada día.

El tiempo de la contemplación y el asombro ha terminado y si no se hace algo hoy, nuestro futuro es de un blanco cadavérico. No terminemos mal, nuestro país y lo que este significa, necesita de una reacción general. Una reacción tan urgente como lo es el problema. Nos va la vida en ello.