WC «INTELIGENTE»


inodoro

La “inteligencia” parece estar llegando a lugares insospechados, incluso hasta aquellos lugares que por mucho tiempo fueron poco considerados.

Alumnos de la Universidad de las Artes, en Londres, han presentado un prototipo que se podría calificar de insólito.

Se trata de un WC o inodoro capaz de corregir la postura del individuo, indicando la más adecuada. Además, analizando los desechos humanos podrá indicar los niveles de diabetes, si hay déficits en la alimentación y detectar probables embarazos o también si hay alguna enfermedad.

Según afirman, es natural sentarse “en cuclillas” para el ser humano y esta postura puede ayudar a prevenir el cáncer del colon y otras enfermedades.

El estudio de este peculiar y múltiplemente práctico artilugio está aún en sus comienzos, pero es importante porque está ofreciendo soluciones que antes ni siquiera se soñaban ¿o usted pensaba que su inodoro, algún día diría a su hija que está embarazada?

 

Fuente: Artículo de Santi Araujo en ALT1040.  

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HUMILDE Y NECESARIO


CLIP

Acabo de tomar un clip de la cajita que tengo sobre el escritorio, para unir un manojo de papeles de similar origen y así tenerlos juntos y guardarlos para su ulterior uso.

El clip, un alambrito niquelado, que ofrece la utilidad humilde de quien es necesario resulta ser hermano de otros muchos clips que guarda la cajita y que esperan ser útiles –y son- de una y mil maneras.

Tal vez no encuentro un mejor ejemplo de humildad, ni tampoco de necesario y útil. Despreciamos al clip por ser común y lo vestimos con colores y formas; le ponemos muñequitos, letreros y cuando el alambrito simple falta, reconocemos su gran utilidad.

Miles de millones de clips pueblan el mundo y están en todas partes sujetando esperanzas, agrupando recibos y uniendo escritos varios.

Sobre el clip nos ilustra Wikipedia (para no buscar mucho), que dice así: “Algunos historiadores creen que los bizantinos fueron los primeros en utilizar el clip, que estaba hecho de bronce. Sin embargo eran caros de producir y sólo se usaban para unir documentos imperiales.

La primera patente para algo similar a un clip fue concedida al estadounidense Paul Vaaler en 1867. Fue diseñado para sujetar etiquetas en textiles, pero también fue comercializado como clip. En 1877 su compatriota Samuel B. Fay patentó el primer objeto explícitamente diseñado para sujetar papeles, similar a los modelos actuales. En 1898 aparece la primera patente estadounidense para el clip.

En 1899, el noruego Johann Valer  solicitó la patente de clips de diversas formas, alguna muy parecida al clip actual. Por esto, algunos autores señalan a Noruega como la cuna del clip. Ese mismo año, el estadounidense William Middlebrook presenta la patente para una máquina destinada a fabricar clips; el dibujo del clip es muy similar a la forma usual actual.

Los primeros clips hechos de alambre nunca fueron patentados, pero sin duda fueron producidos por la compañía británica The Gem Manufacturing Company en la década de 1890. De ahí el nombre de «Gem clip» que aparece en algunos escritos.

Hay mucha literatura sobre algo tan humilde, sencillo y útil. Esto que aquí escribo es como un clip: uno entre millones y no aspira a ser literatura ni anda disfrazado de gran descubrimiento. Sucede simplemente que cuando en el colegio queríamos unir las hojas de un examen, doblábamos la esquina superior izquierda, rompíamos un pedacito y lo doblábamos todo nuevamente: ¡listo! ¿No sería mejor haber tenido un clip?

 

PEQUEÑO DESCANSO


 

Hasta el próximo jueves.

Una semana de descanso para que leer no sea aburrido.

¡Hasta entonces!descanso

TENGO HAMBRE… ¡IMPRÍMEME UNA PIZZA!


Pizza

Cada día la ciencia y la ficción se acercan tanto que parecen estarse fundiendo en un solo concepto que resulta posible.

Es cierto que pasarán los años y las décadas para que veamos primero asombrados, después como corrientes, adelantos que a veces parecen fantasía, pero el hombre capaz de crear en sus sueños, camina en su vigilia en la aplicación de la ciencia a unas tecnologías que hacen posible lo impensable.

Hace unos pocos años, nada en la historia del hombre, no se imaginaba unir sin hilos a cientos de millones y hoy Internet achica impresionantemente el mundo. Pasa así con casi todo lo que el hombre fabrica; hasta ayer no existía y mañana se vuelve cosa del pasado. El tiempo deja atrás los adelantos y nos pone en un futuro que velozmente se convierte en presente.

La noticia del interés por el desarrollo de una impresora 3D, que con la tecnología adecuada utilice insumos necesarios para imprimir comida, parece sacada de un cómic de anticipación o una novela que trata de los mundos futuros.

No sé cuándo verá la luz un prototipo que funcione y si se diversificará masificándose. Hay de por medio muchas cuestiones “prácticas”, pero el avance sobre lo que parece un sueño es innegable.

Así es como el hombre camina y ha caminado siempre: persiguiendo los sueños más bizarros y tratando de hacerlos realidad.

 

 

La agencia espacial de EE.UU. está interesada en la parte tecnológica: proporcionar comida a los participantes de misiones espaciales a largo plazo. Sin embargo, el impulsor de la idea, Anjan Contractor, espera que su dispositivo se utilice en tareas más importantes, como la compensación de la falta de alimentos en el mundo y así superar el problema de la desnutrición.

 

Contractor recibió dinero por parte de la Nasa tras la creación de un prototipo de la impresora 3D para reproducir chocolate.

Se supone que la impresora preparará la comida a partir de ingredientes en polvo que se almacenan en cartuchos extraíbles. Mezclando los ingredientes en varias proporciones, y con la adición de agua o aceite, el dispositivo prepara diferentes platos. La caducidad de un cartucho puede llegar hasta los treinta años, asegura el ingeniero.

El primer producto que podrá ‘imprimir’ el mecanismo será una pizza. La impresora 3D utilizará un software con código abierto, lo que permitirá a los entusiastas mejorar el dispositivo y ampliar en el futuro el surtido de platos

Texto completo en: http://actualidad.rt.com/ciencias/view/95172-nasa-impresora-3d-comida

IMAGEN TREMENDA


“La luna más grande de Marte tiene un nombre que inspira miedo, “Fobos”. Y en efecto, el nombre es muy acertado para este satélite natural si apreciamos una imagen artística suya sobre la ciudad francesa de Grenoble.

La composición nos recuerda la enorme escala del Sistema Solar en comparación con los principales puntos de referencia de nuestro planeta. Una luna del tamaño de “Fobos”, siendo una de las más pequeñas que orbitan los planetas, es capaz de destruir toda la vida en la Tierra en el caso de una colisión.

Grenoble, la ciudad tan aterradoramente eclipsada por “Fobos” en la imagen, es una urbe de más de 150 mil habitantes con viviendas de tamaño medio.

La representación de “Fobos” forma parte  de un proyecto del artista gráfico Ludovic Celle para mostrar a escala al planeta rojo y sus satélites. Grenoble es su ciudad natal.” (Fuente: RPP).

 

 

Es cierto, el nombre lo dice todo y esta imagen sobre una ciudad francesa, parte de un proyecto artístico, nos muestra en su tamaño equivalente, la enormidad que hay “ahí afuera” y que por ejemplo, una luna de Marte tiene dimensiones colosales. Hay que imaginarse nada más el tamaño del “planeta rojo”.

Nos hemos acostumbrado a la frase “años luz” sin pensar bien la gigantesca distancia que uno de ellos mide. Olímpicamente, desde nuestra pequeña Tierra, miramos hacia arriba y vemos puntitos luminosos en una noche adecuada y admiramos la belleza del espectáculo que dan las estrellas, sin ponernos a pensar que estamos mirando mundos lejanísimos que a veces ya desaparecieron y que su luz (que es lo que vemos) recién nos llega en un viaje increíble, de siglos tal vez, a través del espacio.

El hombre, desde que apareció sobre este planeta ha mirado al cielo nocturno fantaseando con las luminarias que aparecen, agrupándolas y dándoles nombres conocidos, creando historias: en una palabra, tratando de asir la maravilla.

De pronto para el común de la gente, a alguien, a un artista soñador, se le ocurre ubicar un cuerpo astral sobre su ciudad  y nos damos cuenta que el nombre le viene bien a Fobos, pues miedo es lo que se siente al ver esta imagen. Aquí no hay invasiones extraterrestres ni seres amenazantes. Está sola la naturaleza que puede ser terrible visualmente.

Notable esta muestra de “imagen-ficción”. Notable porque despierta el temor a lo desconocido que nos ha acompañado como raza desde que dimos nuestro primeros pasos.