
Tal como van las cosas a nivel mundial, la recomendación del título parece ser la única salida …
No se trata de ser pesimista, pero el balance se inclina peligrosamente hacia lo negativo, por más que se hagan algunos esfuerzos para arreglar alguna cosa. El problema es que en esa labor de parchado, el mundo es como una pelota que casi no da bote y si lo hace, puede ser en cualquier dirección porque la cantidad de parches la deforma y vuelve ingobernable e imprevisible …
Aunque dicen que la esperanza es lo último que se pierde, doña esperanza –me da la impresión- que ha hecho las maletas y se va en cualquier momento …
No sé si en otras épocas el sentimiento de que este es un mundo que se deshace ha sido tan fuerte, pero ahora con las amenazas atómicas del señor ruso, la guerra que él eufemísticamente llama “operación”, la hambruna, la pandemia (que después de matar a cientos de miles se convierte en una “enfermedad más” para quedarse), los ciclones, las lluvias torrenciales, el calor inusual que se transforma en fuego devorador de bosques y personas, y ese enorme etcétera que se llama realidad y habla múltiples idiomas, me parecen a mí que, como dice la frase, “quien siembra vientos recoge tempestades”, y es que sabiéndolo, estamos destruyendo nuestra pelota, la que pronto no servirá más para jugar…¿Y entonces…?
Encima, en Lima el nuevo alcalde está entre dos (censurado).
El asunto es que no tenemos dónde ir.
Imagen: https://www.alamy.es
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