La anécdota es célebre, tanto como los protagonistas.
Don Francisco de Quevedo se atrevió a decir en su propia cara a la reina, algo referente a ella, que era tabú mencionar en público …
Se trataba de la cojera de la reina. Cuentan que fue una apuesta que ganó Quevedo, por decirle a la reina que era coja …
Quevedo se acercó a la reina, llevando en una mano una rosa roja y en la otra, un clavel blanco y le dijo, respetuosamente: “Entre el clavel y la rosa, su majestad escoja”
Tal vez, a modo de moraleja, podemos concluir que no importa lo que se diga, sino el cómo decirlo.
Vemos que, en todo el mundo, los extremos parecen ir ganando terreno y colocarse como opciones preferidas, dejando a un centro sensato y equilibrado, fuera de juego.
Las “radicalizaciones” se entronizan y el ciudadano pareciera que, en algunos casos, “tapándose los ojos” opta por aquello que cree le asegurará paz y tranquilidad, aunque para lograrlo tenga que abdicar a su normal desempeño ciudadano.
Los “ultras” de cualquier pelaje, se presentan como una solución, admitida a veces con alivio y otras a regañadientes, pero con la convicción tranquilizadora de estar eligiendo el “mal menor” …
Así como la Tierra tiembla y los terremotos físicos se producen en todas partes, desmoronando construcciones que parecían protectoramente sólidas, lo “establecido” pareciera caer para dar paso a desconocidos futuros que caminan por la orilla opuesta …
Creo que asistimos al fin de una época; pienso que los extremos predominan y todo se trastoca. No sé si llegaré a ver lo que sucede, finalmente, pero me huele que ya se está en camino …
Sobre el llamado “cerro del Ocotito”, Chilpancingo, estado de Guerrero, en medio de una tormenta, apareció la figura gigante – aproximadamente de cinco metros de altura- de lo que, curiosa y misteriosamente, se asemeja a la imagen de la Virgen María. Parecía flotar en el aire, con los pies entre dos enormes rocas y fue registrada, por alguien, si no me equivoco en video, el que, si bien no es de especial calidad, no deja dudas acerca de lo que se ve. La imagen grabada, sometida a “mejoramiento”, realizado mediante inteligencia artificial, es asombrosa y recomiendo ver la sección correspondiente del programa de hoy, “Tercer Milenio 360”, del mexicano Jaime Maussan, que está en YouTube (https://www.youtube.com/watch?v=rzq4q0QxyiE).
Como dato, tan curioso, como misterioso también, la aparición sucedió unos días antes de ocurrir el terremoto de 7.7 grados, que sacudió México … ¿Era un “aviso” …? Además, este es el tercer terremoto que ocurre en el “país charro”, en idéntica fecha, con pocos años de diferencia …
Podrá haber muchas “explicaciones”, pero yo, personalmente, no tengo ninguna, salvo que lo “inexplicable”, sucede …
Tenía alas y volaba, era alargado y brillaba al sol cuando iba girando por el aire. De vez en cuando tenía hambre o sed y entonces, planeaba, bajando suavemente en busca de comida o bebida, aunque generalmente las encontraba a ambas en el mismo lugar. Curiosamente juntas …
Ya al anochecer, se sintió vibrar y supo que era un aviso, que ya necesitaba beber o comer…; entonces bajó –silencioso como siempre- hasta vislumbrar una calle solitaria y lo suficientemente oscura. Esperó hasta que vio a un hombre que caminaba, al parecer, concentrado en hablar por su teléfono móvil y se puso a sus espaldas, siguiéndolo …
Unos instantes después, rápido como una flecha, se le clavó profundamente por detrás, a la altura del corazón, penetrando en la carne, saboreándola a medida que se hundía, hambriento y goloso, mientras la sangre saciaba su sed …
El hombre, sorprendido y con un dolor lacerante, cayó de bruces sobre la vereda, mientras el teléfono se le escapaba de la mano y rebotaba, cayendo hasta la pista, y una voz de mujer se oía desde él: “¿Aló, Carlos … aló…, aló …, aló …? ¿Carlos, estás ahí …? …”
Salió tan rápido como había entrado, en tanto, la tela de la espalda del saco del hombre se iba tiñendo de rojo; él voló hacia arriba y unas gotas del líquido rojo cayeron. Pasaría un tiempo más hasta que el cuchillo volador volviese a tener hambre o sed …
Aviones, pájaros, hombres de acero voladores y desde hace bastantes años, cada vez más, OVNIS, UFOS, platillos voladores o como quieran llamarles, surcan los cielos de la Tierra. Superman lo hizo a bordo de la imaginación, de cómics y películas; las aves batiendo sus alas, los aviones impulsados por motores con hélices y con turbinas… ¿Y los ONIS-UFOS-PLATILLOS VOLADORES? No se sabe qué los impulsa, qué los mueve, qué los hace volar, cómo se sostienen en el aire … Son un misterio que a voces están diciendo que son extraterrestres, que “no son de la Tierra”, que vienen probablemente de ese espacio exterior, ese que nosotros recién atisbamos, aunque los “Sputnik”, los “Apolo”, los “Vostok”, los “Mariner”, los “Lunik” “Voyager” y muchísimos más – chatarra voladora/exploradora- ronde por el cielo, observando, asombrándonos maravillados por lo que han visto y nos han trasmitido …
Decir que entre los miles de millones de planetas, estrellas y cuerpos celestes que navegan por el Universo, somos los “únicos” que tenemos lo que se llama “vida”, es no solamente presuntuoso, sino tonto; la ley de probabilidades, requeteprobada en múltiples ocasiones, no va a fallar en este caso y así como hacemos nuestros pininos aguaitando hacia afuera, no sería nada extraño que la curiosidad fuera también un atributo de esos vecinos estelares –que de pronto cuentan con historias de civilizaciones que se remontan a millones de años-luz y por lo tanto con tecnología incomprensible e impensable, para estos humanos que pueblan el “planeta azul”…
Un sonoro “¿Por qué no?” resuena en nuestros cerebros, mientras los viajeros extraterrestres nos visitan –los vemos- y esperan que alguno de estos terrícolas, tenga –en serio- la idea de comunicarse… ¡y lo haga!
Mi padre murió un día como hoy, para tristeza mía, mientras estaba haciéndole masaje al corazón, alternando con el médico que le practicaba respiración boca a boca; hasta que pasado un tiempo y tas repetidos intentos del cardiólogo y míos, le pedí a mi madre que estaba a un costado, que rezara –lo que ella ya estaba haciendo, en silencio- y detuvimos los intentos de reanimación. Con las lágrimas corriéndole por las mejillas, su amigo, médico cardiólogo, me dijo que no lo hiciéramos más, porque ya el cerebro de Manuel Enrique no recibía oxígeno …
Ahí estaba mi padre, echado boca arriba, mirando al cielo, pero a ese con mayúscula, donde se dirigía. Recuerdo los ojos de sorpresa y el rictus de dolor de su boca, en el instante en que el doctor guardaba los implementos que había usado para hacer un electrocardiograma; recuerdo también el grito de su amigo médico: “¡Infarto…! ¡Hazle masaje al corazón, yo le hago respiración de boca a boca…!” Recuerdo los ojos brillantes de lágrimas de mi madre y el rezo musitado de Alicia …
Francamente ya no recuerdo más o tal vez he borrado de mi memoria esos momentos, en los que el hombre que yo soñaba de niño que viviría siempre, se iba, nos dejaba … para siempre.
Han pasado los años, pero esas escenas dolorosas han quedado grabadas en mi mente y hoy, nuevamente, me llevan a la incredulidad de esos momentos y a la curiosa confianza tranquila que siguió, porque supe que mi padre, el ingeniero constructor de los muchos caminos, había llegado con éxito a culminar el camino más importante, que era su vida misma, justo el día de la Santísima Cruz …
Manuel Enrique, padre, ingeniero, hombre bueno, desde aquí, Manolo, el único que queda de esa nuestra pequeña familia, no solamente te recuerda, sino que te abraza cariñoso y contigo a Tony, a Teté, a Panchín y a Lucho, el hermano que me perdí de conocer …
Escritora, redactora y editora del lado infra literario opuesto a la revistilla del montón* - palabras de René Wellek y Austin Warren en su obra " Sobre la Teoría Literaria". Editora en el sitio Masticadores Sur
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