El vals sonaba, trasportándola hasta los amplios salones, de pisos brillantes como espejos, iluminados por lámparas hermosas que hacían de la noche día. Allí, galantes caballeros de negro corbatín y damas hermosas con vestidos vueludos, daban vueltas y vueltas al ritmo de la música…
Parecía un sueño propiciado por la música y su imaginación, hasta que una guaracha bullanguera, lo rompió todo en la radio de la mesa de noche.
Imagen: https://www.johannstrausskonzerte.com
Publicado en: «masticadoresvenezuelacolombia.wordpress.com«