
Por supuesto, empiezo tarde en el Tiempo, porque el año nuevo cruzó la frontera de los días hace rato, pero digamos que con el pretexto de las vacaciones (estacionarias y mentales, en mi caso), una descansadita –aunque sea corta-viene bien…
Perdonen que inicie todo con un “mi”, que suena a personal y a egoísta, pero es mi manera de decir “Yujuuuu… ¡Aquí estoooy…!” y agradecerles por soportar mis escritos y divagaciones durante un año más, pidiéndoles también, que continúen obsequiándome con su amistad, lectura y comentarios, mientras pueda yo escribir y ustedes quieran leer, o tal vez comentar, porque la amistad es algo que permanece para siempre…
Acabo de vacunarme contra el “Peruvianus Estúpidus Congrezoo”, un virus cojudo pero persistente y notorio. También lo hice contra el Peruvianus Mentirosus Ejecutivii”, virus silencioso, insistente y contagioso.
Empiezo el año pues, protegido por la triple dosis contra el Covid y las dos primeras (y espero que únicas) dosis contra este par de bichos virosos, que aquejan al territorio nacional, lo paralizan y están convirtiendo al Perú en un cadáver muerto que no se da cuenta de que se pudre y huele pésimo. Digamos que es la “agonía del difunto” …
Hasta aquí la realidad; la pasada, heredada y espero que de salida… Trataré de abstraerme y escribir sobre las cosas que voy encontrando en ese reino que se llama Fantasía, aunque sé que la realidad es intrusiva y meterá la mano o dejará su huella digital. De todos modos, diré, como diría, además de su importantísimo “¡Distingo…!”, mi profesor, el padre Porfirio, jesuita, colombófilo y ajedrecista eximio, “Caballero de la Torre Roja”: “Me abstengo…!”.
¡Tratemos de dar paso a la imaginación y deseémonos a todos, un buen viaje…!
Imagen: https://es.dreamstime.com
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