TOMADOS DE LA MANO


Es el último día del año, aniversario de matrimonio de mis padres y la memoria vuela hasta el recuerdo de verlos caminar, ya mayores (como lo soy yo ahora), tomados de la mano, por las calles de Barranco. Enamorados, como siempre lo estuvieron, juntos, como lo están al celebrar sus 90 años de casados, felices, tomados de la mano, como siempre, para siempre, eternamente.

Imágenes: foto 1: Arequipa, 31.12 1931 / foto 2: Hacienda “San Juan”, Lima, circa 1997.

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SINCUENTA


Los años han pasado sin darnos cuenta y hoy cumplimos cincuenta años de casados, Alicia y yo. Es lo que tradicionalmente se llama “Bodas de Oro” y el tiempo ha ido transformándose de papel, en plata, en oro y dentro de un cuarto de siglo más, será de diamante. No creo que lleguemos a vivir tanto, o sea que nos sentimos agradecidos por estos cincuenta años juntos, en los que hemos construido una pequeña familia, de la que los dos nos sentimos orgullosos …

Como todo en la vida, lo absolutamente perfecto no ha existido, pero el taller de reparaciones de nuestro cariño se ha encargado en enderezar las abolladuras, volver a pintar cuando fue necesario, cubrir raspones y en general de ese mantenimiento que toda aventura necesita…

Es que el 30 de diciembre del año 1971, empezamos el camino, confiados, a lo desconocido, y fuimos descubriendo comarcas, cruzando ríos, navegando mares, escalando trabajosas montañas, para llegar a su cima, tocar el cielo y admirar el paisaje…

Los años han pasado y aquí estamos, con polvo en los zapatos y en la ropa, sabiendo que hemos caminado mucho, pero con la alegría de haberlo hecho y la curiosidad por los descubrimientos nuevos, los que están al pasar el recodo siguiente; caminamos más lento que hace cincuenta años, es verdad, pero este andar pausado nos sirve para mirar  las nubes, a los pájaros que vuelan sobre nuestras cabezas, para escuchar la música que nos trae recuerdos compartidos…

El diario que escribimos a dos manos, está en el corazón, que es uno, que es de los dos…

Imagen: foto I , matrimonio/ foto II por Jessica Zegarra

VI UN OVNI


Va a parecer una de esas historias que se cuentan para darse importancia, sobre todo porque ahora el tema de los Objetos Voladores No Identificados, se pone de moda, principalmente porque parece que el senado gringo lo está tomando en serio, como un asunto de seguridad nacional y considera que las fuerzas armadas del país guardan secretos al respecto…

Lo que me sucedió, fue ver en medio de la noche, un punto luminoso, brillante, bastante grande, desplazándose por el cielo… Estábamos recogiendo las cosas, en Pucallpa, en la selva peruana, bastante lejos de la ciudad del mismo nombre, porque ya no podíamos continuar filmando las escenas que después formarían parte de un comercial para la cerveza “San Juan” …

Con Alfonso, amigo, dueño de la productora de televisión y camarógrafo, conversábamos sobre las incidencias de un día largo y caluroso de trabajo, bajo un cielo azul lindísimo, en medio de un verde violento, árboles y hierba alta, cuando –como contaba- vimos (Alfonso me señaló al cielo) esta luz brillante que cruzaba lenta, a mucha altura, por encima de nuestras cabezas…

Lo primero que pensé es en un avión, pero era más grande que lo que podría ser una luz de posición, era solamente una, no destellaba y era totalmente blanca. Tampoco podía ser una luciérnaga, por el tamaño y los “drones” no soñaban con aparecer sobre la tierra.

Nos quedamos intrigados, un poquito acojudados, lo confieso, pero los pequeños ajetreos de enrollar cables  y guardar cámara, lentes y chucherías varias de la filmación, nos distrajeron y no se habló más del tema.

Tiempo después rememoraríamos el hecho con Alfonso y lo dejaríamos ahí, porque de pronto nos creían locos, bobos o alucinados, pero que vimos lo que vimos… ¡Vimos! ¡Y éramos dos!

Como dicen, son cosas del Orinoco, que tú no sabes, ni yo tampoco…

Lo dejo ahí.

Imagen: Con Alfonso, descanso de filmación en Pucallpa

PANQUE TE CUENTO…


No es un error en el título. Es que esta historia trata de panqueques, de pancakes, o pankekes …

El hecho se remonta a muchísimos años atrás y es parte de mis “aventuras” como “modelo” de comerciales (esos que se filmaban en película de 16mm en blanco y negro, para difundirse en una televisión… ¡en blanco y negro!) …

Cierta vez fui llamado para participar en un spot de tv para unos panqueques pre-hechos, de la marca “Mamy´s”, bastante populares por entonces. Lo único que tenía que hacer era comer los dichosos panqueques, poner cara de satisfacción y no decir nada.

Parecía una tarea sencilla y hasta rica, pero la realidad siempre supera a la imaginación y la cantidad de veces que se repitió la toma donde yo comía satisfecho el “Mamy’s” bendito, se repitió una y otra vez…; en cada ocasión era un panqueque nuevo y demás está decir que estos estaban fríos y parecían de cartón. Sin embargo, todos los que miraban, ubicados detrás de la cámara, alentaban y esperaban mi cara de satisfacción…

No sé cuántos panqueques mordí, cuanto tragué de lo que ya me parecía una masa incomible, infecta, indeseable … Lo que recuerdo es que las tomas se repetían y yo tenía ganas de vomitar. No lo hice, por supuesto, porque además de no estar bien, no “ser propio”, como diría mi gran amigo Julio Romero, era “mi trabajo” y yo traté de soportar estoicamente la situación, porque me pagarían si “salía bien” y yo necesitaba esa plata, como siempre…

Por eso, cuando pasaba por lo que es o era “Pancake House” en Miraflores, el estómago me daba una voltereta; muchos años después, ya en publicidad, trabajando para Kunacc, en los bajos de la oficina, en San Isidro, me reconcilié del todo con los panqueques, porque en el “Lucky Bell”, un pequeño restaurante donde solía desayunar, servían los mejores panqueques que he comido en mi vida, y me perdonarán, pero nada que ver con los famosos “Mamy’s”, sin que esto signifique nada, en realidad.

Imagen: https://es.123rf.com