TERPSÍCORE


Le pusieron el nombre, porque desde antes que naciera, soñaron con que, si su primer bebé era niña, le pondrían el nombre de una de las musas, la de la danza y ella sería bailarina de ballet cuando fuera grande.

Nació niña y fue Terpsícore. Los padres continuaron con su sueño y la arrullaban con música de “El lago de los cisnes” o de “El Cascanueces”; fue creciendo y siguieron con la música, la inscribieron en una escuela de danza cuando tuvo edad y la madre le compró un tutú blanco etéreo y encargó que le hicieran dos pares de zapatillas para ballet, color rosado…

Asistió regularmente a sus clases, se transformó en una ballerina ágil y esbelta, sueño realizado, orgullo de sus padres, hasta el accidente…

Entonces, cambió la música y el sueño realizado, por el silencio horrendo de una pesadilla.

Imagen: https://www.monederosmart.com

Publicado en «masticadoresvenezuela&colombia.wordpress.com«

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GUIDO «EL EMPUJADOR»


En el Perú, la moneda norteamericana fluctúa y Guido hace unos esfuerzos increíbles porque suba y suba, a pesar de que algunos enemigos suyos (porque él los considera así), dan declaraciones para que baje, tranquilizando a tutilimundi y logrando que el sol no comience a ponerse, tiñendo de color rojo el horizonte, en los atardeceres este año conmemorativo (y poco celebratorio) del bicentenario patrio …

Lo hace, ocultando los gestos de alegría y satisfacción que le producen los resultados que logra, bajo una mascarilla que le cubre la mitad de la cara y son los movimientos de las cejas (que se ven), los que delatan, para los fijones de siempre, los gestos escondidos….

Cuando Guido llega a su oficina, se quita la mascarilla, la echa al basurero (está mojada por el sudor esfuércico) y sentado en su sillón, sonríe, mientras “tuitea” desde su celular, a fin de completar la faena de ascenso de la moneda gringa, para que el sol se siga hundiendo en el ocaso rojo…

Aunque Guido sea gramaticalmente un adjetivo, un germanismo, que significa “bueno en su género” (su género parece ser la farsa), él se siente el famoso Daniel, al que arrojaron al foso de los leones, por la leonera que se arma, cada vez que abre la boca, o su dedo inicia un “tuit”; se siente profeta y está convencido de que un ángel, enviado desde el Castillo, lo protege divinamente…

Guido teje, urde “tuits” bombásticos y asustadores que hacen subir al dólar y declinar al sol, que cada vez se oculta más, para desesperación del respetable…

Aunque a Guido le repugne todo lo que huela, suene o sepa a realeza, habría que decirle lo mismo que le dijo al comandante Chávez, el hoy ex y hasta hace algún tiempo rey de España: “¿Por qué no te callas?”

¿Hasta cuándo abusarás Catilina (léase Guido, por favor, amables lectores) de nuestra paciencia?

Imagen: https://twitter.com/guidopuka