
De niño, oyó alguna vez hablar del “cuarto creciente”, preguntó qué era “creciente” y le dijeron que era algo que aumentaba, “que crece, pues, preguntón…” y entonces se quedó pensando en cómo sería eso, de una habitación, o sea, como su cuarto, que crecía, porque le parecía muy bueno si su cuarto fuera de esos, crecederos, para que no estuviera tan lleno de juegos, juguetes, muñecos, libros de cuentos, ropa, toallas, de zapatos y zapatillas, de su colección de avioncitos, de las cajas cerradas con cinta pegante, que tenían escrito “mamá”, “papá”, “vajilla de abuelita”, “documentos y papeles”…
Su cuarto, que estaba tan lleno de cosas, que apenas cabía la cama, chiquita –no como la de sus papás-, además de la cómoda, que tenía los tres cajones llenos, en los que se mezclaban envolturas de chocolate, dos pijamas, y un sinnúmero de objetos que guardaba como tesoros…
Un “cuarto creciente” … ¡Ojalá fuese así su cuarto y no tuviese que poner sobre la cama al dragón de peluche, a los muñecos de “Toy Story” y su bata, cuando no estaba acostado (aunque la bata siempre estaba a los pies y él dormía abrazado al dragón), o sea de noche …
Era macanudo que viniese la noche y dormir, para soñar con un cuarto que crecía, se inflaba y le permitía tener todo allí dentro, sin que sintiera que las cosas lo apachurraban…
“Cuarto creciente” … Lo tendría en su casa, cuando fuera grande, trabajara… Pensándolo mejor: ¿Y si todos los cuartos de su casa fueran “crecientes” …?
Imagen: ElBlogVerde.com
PUBLICADO EN EL BLOG masticadoresvenezuelacolombia.wordpress.com 9.7.2021
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