El Agüero by Manolo Echegaray


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Es una práctica muy antigua para adivinar el futuro, usada en los pueblos supersticiosos, que consiste en interpretar varias “señales”, como los fenómenos meteorológicos, el vuelo de las aves, etc.La palabra viene del latín “augurium”, castellanamente, augurio.

Se hablaba (y se habla hasta ahora) de “buen agüero” o de “mal agüero”, según que la “lectura” hecha fuera positiva o negativa.

Desde las decisiones más importantes, que podían influir en miles de personas, hasta pequeñas acciones personales, estaban antes y están hoy, regidas por este proceso adivinatorio de “lecturas” varias.

La Historia nos trae muchísimos ejemplos importantes y en lo personal, usamos hasta ahora los términos“buen agüero” o “mal agüero” para referirnos a lo que consideramos un buen o mal presagio sobre algo…

Agüero es también un apellidoy el nombre de un municipio de la provincia de Huesca, en España… Hastaaquí,Wikipediadixit, pero yo me pregunto algo que se deben haber preguntado…

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LA NOCHE QUEDÓ ATRÁS


Abrí los ojos y no veía nada.

Es decir, sí “veía”, pero era un color amarillento cremoso, infinito, uniforme y que no variaba así moviera los ojos, que era lo que conscientemente estaba haciendo.

Me di cuenta que estaba en una cama con barandas y comencé a incorporarme, cuando una voz me dijo: “Está en una clínica, soy médico, no puede ver y lo que le ha dado es un infarto cerebral. Pronto, todo irá volviendo a la normalidad… No se asuste”.

No estaba asustado, sino aterrado…  Al desconcierto siguió el miedo y eso que a veces se siente en situaciones extremas y se llama pánico: ¡ESTABA CIEGO!

Es muy difícil tratar de explicar lo que se siente y de qué manera los pensamientos se atropellan en un instante así. Difícil y doloroso, porque después se racionaliza y poco a poco se acepta, ocupando la mente en “estrategias” para hacer las cosas, aún las más sencillas, con la ausencia total de la vista. Pero eso viene después y al desconcierto, el miedo, el terror y el pánico, de inmediato sucede un estado de anonadamiento que lleva a pensar que todo esto no es cierto, que debe ser una pesadilla…

Lo último que recuerdo antes de abrir los ojos al amarillo cremoso, es unas náuseas tremendas y el “¡Yu-yu-yu-yu…!” de la sirena de una ambulancia; después, el color uniforme y el desconcierto.

No se trata aquí de “hacerme el pobrecito”, sino de contarles que estoy muy agradecido porque “la noche quedó atrás” y si bien “la noche” duró cuatro meses aproximadamente, poco a poco la luz se fue haciendo y primero muy mal, desenfocado e inestable, empecé a ver. No bien, o “20/20” como dicen, porque desde los siete años soy miope, pero fui viendo un poco más claramente, aunque me quedó la miopía, por supuesto, y se produjo lo que llaman “visión de túnel”, que me impide –si miro de frente- ver arriba, abajo o a los costados. No tengo “visión periférica” y si muevo los ojos, se me “descompone el cuadro” y todo es un desastre, que tarda algo en acomodarse nuevamente.

Demás está decirlo, pero me dieron dos infartos cerebrales más: el segundo me produjo parálisis lateral derecha (toda la mitad del cuerpo sin movimiento) y me dejó “insensible” el labio superior derecho, además de dificultades para tragar y con la lengua “enredada”, como para que no me entendieran. Era, pienso, que tal vez así de encerrada se sentiría la mariposa cuando crisálida, pero con la diferencia de que ella no habría tenido un “antes” de volar libremente por el aire…

Fueron otros cuatro meses (un número que parece me persigue, porque nací en el 47 y cumplo 74, más 4 infartos al corazón…) de ir recuperando habla y movimiento, gracias a terapias intensivas y algo de tozudez y fuerza de voluntad de mi parte.

El tercero, lo único que hizo fue bajar un poco más mi capacidad visual…

La noche (por ahora y en mi caso particular) quedó atrás, porque veo: Mal, pero veo; y me muevo, mal, pero me muevo. Me dicen que parece que no me hubiera pasado nada, o “¡Qué bien que te veo!” y trato de hacer todo lo que pueda, lo más normalmente posible…

Perdonen que hable hoy otra vez de mí, pero como mañana cumplo 74, he estado revisando un poco el tiempo pasado y vuelvo a decir que doy gracias a Dios, a mi esposa, a mis hijas y a los amigos buenos, porque sin esa ayuda hubiera estado muy, pero muy solo, y sin poder hacer nada.

Gracias por leer.

Imagen: http://www.architonic.com