SABIDURÍA ORIENTAL


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CONTRADICCIÓN RESUELTA


Si existía alguna contradicción posible, resultó ser ella.

Se llamaba Paz y se apellidaba Guerra.

Como no conoció a su padre, nunca supo si fue una mala broma de él cuando la inscribió en el registro… De muy niña, no le importó, pero cuando en el colegio empezaron a fastidiarla llamándola “Paz ¡Pum-pum!” y haciendo con la mano como si fuera una pistola, se dio cuenta y aunque al principio siguió sin importarle, los chicos son especialmente incisivos, tercos, y el asunto empezó a crecer…

Un día regresó a casa hecha un mar de lágrimas y entre sollozos e hipos, le contó a su madre lo que pasaba, y ella, que acariciándole el cabello y abrazándola, le dijo que no se preocupara, porque su nombre significaba tranquilidad y su apellido, pelea… Que, si la fastidiaban, estuviera tranquila, pero que no tuviera miedo de pelearse con nadie…

Al primero que fue a fastidiarla, que era el “matoncito” del curso, lo miró y le dijo: “Oye, ¿qué te pasa…? Sí, soy Paz y por eso me río, pero también soy Pum-pum…” y ¡pum! ¡pum!, le encajó dos puñetazos en plena cara, al chico, que no atinó a nada, salvo a salir corriendo, tapándose, asustado, la cara con las manos…

Nadie volvió a fastidiarla, la miraban con respeto y cuchicheaban cuando pasaba…

Sin embargo, cuando años después pudo hacerlo, luego de pensarlo mucho y recordando el consejo de su madre de no tenerle miedo a nadie, pidió cambiar su nombre por el de Justa.

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