
No se trata del señor Hernando De Soto, candidato a la presidencia del Perú, sino de un “Helnando” imaginario, chino, que al hablar “castiano”, cambia la “ere” por la “ele” …
El título para este post me lo sugirió una antigua canción: “Hernando´s Hideaway”, que de vez en cuando suena todavía, aunque en este mundo nuevo donde el pop e infinidad de ritmos compiten por el oído, cada vez, seguramente se oye menos y la recuerdan los nostálgicos, entre los que me incluyo (quizás en lugar de “tercera edad”, podría llamarse a esta etapa de la vida, la “edad de la nostalgia”).
Volviendo al imaginario protagonista chino, el tema es que los chinos parece que se esconden. Cosa dificilísima para una multitudinaria multitud de 1,420’000,000 (MIL CUATROCIENTOS VEINTE MILLONES) de hijos del ex Celeste Imperio y actual Roja República… (sí, sé que le falta el “Popular”, pero no estoy seguro que lo sea tanto). Los chinos, por alguna razón que ignoro y que puede ser puramente práctica (usar solamente las iniciales de un nombre que puede ser largo), o que evite preguntas y les permita “pasar piola”, no diciendo a la primera que son chinos (por el despelote que armó el señor Trump, acusándolos de todos los males habidos y por haber, Covid incluido) …
Lo descubrí, gracias a mi manía de leer todo, otra vez, en un tubo de pasta dental, que, en perfecto castellano, prometía blancura, protección y el “mágico flúor” (lo de mágico es mío, porsi) para la dentadura, dando instrucciones y recomendaciones. Aparecía un “Importado por” con nombre, dirección, datos del importador y profesional peruano responsable. Hasta número de autorización sanitaria tenía (muy importante y en regla). En letra más pequeña, ponía “Fabricado en PRC”. Era la primera vez que lo veía, yo que soy una especie de “escrutador de procedencias” de los productos que uso y consumo, con descubrimientos que me hacen sentir estúpidamente globalizado, “ciudadano del mundo” e “internacional” …
Después de mucho darle vueltas, consulté a un “buscador de siglas” en Internet, y vi que tras esas inocentes letras se escondía la “People´s Republic of China” y sonreí (haciendo honor a lo que indica dentadura, por si el tubo tenía un “chip” que me estaba grabando, para enviar mis datos allende los mares y que, saltando la Gran Muralla, no el murito trúmpico, llegaran a formar parte del archivo ultra secreto del Comité Central…).
Hace un tiempo escribí, en este mismo blog, que llevaba por título “Chinos hasta en los dientes”, haciendo referencia a OTRA pasta dental (de la marca internacional Colgate), que también era de la misma asiática procedencia, pero claramente decía “Made in China” y miren, me vuelvo “a darme en los dientes”, con un producto, de la misma categoría, que confirma y reafirma mi convicción de que el futuro -por más que les pese a algunos- tiene una pinta de chino, que para qué te cuento …
Sí, también sé que Taiwán es China y que me perdonen los taiwaneses, pero sus siglas son “ROC”: “Republic of China” – o sea una China, pero sin people, que significa “gente”-. Esta es una de esas cosas que nos dicen que la Historia, es importantísima. Y todo, por unas letritas, una pasta dental y la curiosidad ociosa del firmante.
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