«¡NUNCA VERÁN NADA IGUAL…!»


La voz del anunciador sonó fuerte, después de un redoble largo de tambor: “¡Y ahoraaaa, lo máximooo… señoras y señores…, nuncaaa verán nada iguaaal…!”

La niña, atemorizada, se encogía en su silla frente a la pista del circo, de carpa remendada y medio vacío, con la mirada fija en el punto más alto, porque allí, arriba, un hombre vestido como payaso, empezaba a caminar, despacito, por el alambre tenso que vibraba un poco con cada paso suyo…

 Con los brazos abiertos, haciendo equilibrio, en una mano llevaba un monociclo… Se detuvo un momento y sumamente despacio, colocó la única rueda del vehículo sobre el alambre, equilibrándose subió al asiento, con cuidado, muy lentamente y ya sentado, con los brazos abiertos nuevamente, empezó a pedalear, avanzando …

De pronto se detuvo y del bolsillo de la parte de arriba de su traje brillante, sacó un puro, se lo puso en la boca y… ¡fumó!

La nube de humo azul que produjo, hizo taparse la boca a la niña, que, reprimiendo un grito, comprobó que su padre, el payaso equilibrista del monociclo, le había mentido, cuando le dijo que él nunca fumaba…

Imagen: http://www.freepik.es

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Publicado por

manoloprofe

Comunicador y publicista desde 1969. Profesor universitario desde 1985. Analista y comunicador político desde 1990.

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