
La voz del anunciador sonó fuerte, después de un redoble largo de tambor: “¡Y ahoraaaa, lo máximooo… señoras y señores…, nuncaaa verán nada iguaaal…!”
La niña, atemorizada, se encogía en su silla frente a la pista del circo, de carpa remendada y medio vacío, con la mirada fija en el punto más alto, porque allí, arriba, un hombre vestido como payaso, empezaba a caminar, despacito, por el alambre tenso que vibraba un poco con cada paso suyo…
Con los brazos abiertos, haciendo equilibrio, en una mano llevaba un monociclo… Se detuvo un momento y sumamente despacio, colocó la única rueda del vehículo sobre el alambre, equilibrándose subió al asiento, con cuidado, muy lentamente y ya sentado, con los brazos abiertos nuevamente, empezó a pedalear, avanzando …
De pronto se detuvo y del bolsillo de la parte de arriba de su traje brillante, sacó un puro, se lo puso en la boca y… ¡fumó!
La nube de humo azul que produjo, hizo taparse la boca a la niña, que, reprimiendo un grito, comprobó que su padre, el payaso equilibrista del monociclo, le había mentido, cuando le dijo que él nunca fumaba…
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Que Bonito me gusta!. Saludos
Graciassss…!
¡¡MIL GRACIAS, PAULA…!! 🙂 🙂
¡GRACIAS POR EL PING-BACK, TERESA….! DISCULPA POR LA DEMORA EN AGRADECERTE… 🙂 🙂