NEVADOS


Allí están, quietos, callados, guardianes de los siglos, entre la barriga del cielo y el lomo de la Tierra.

Alertas, vigilantes.

Han crecido hasta casi el azul y con su nieve blanca enfrían la ira, que cuando se distraen, puede bajar sobre la Tierra, destruyéndolo todo.

Entonces, los campos florecidos, las risas, las ovejas que balan, árboles y sembríos, el tañer de campanas y las conversaciones, se convierten en piedras que despliegan su muda soledad.

ImagenNevado. Huaraz, Perú. Foto: manolo echegaray.

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