
“No miento”, pensaba y quedaba tranquila, acallando cualquier corcoveo de su conciencia; lo que no decía era la Verdad, sino pequeñas verdades, con minúscula, que ella manejaba para eludir la “Verdad verdadera” y no “incomodar”, ni por supuesto incomodarse.
En realidad, siempre le había ido bien y el resultado era que no se malquistaba con nadie, decía lo que querían escuchar, o simplemente callaba. “Digo mis verdades”, decía e incluía entre ellas las verdades a medias y las casi verdades.
Se consideraba una persona íntegra y veraz. Muy querida por sus amigos, se animó a postular en las elecciones para congresista.
Imagen: Internet
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