CAMBIO DE RUBRO


Quiso gritar y de su boca, abierta. solamente salió el silencio.

Desesperado, volvió a tratar y otra vez, su boca se abría, pero él no escuchaba nada.

Corrió y corrió, gritando sin sonido, del peligro que le pisaba los pies y parecía respirarle en el cuello, en una escena muda donde no se oían sus pisadas, ni sus jadeos, ni tampoco la respiración de su perseguidor, que imaginaba.

Despertó agitado, asustado, bañado en sudor frío, hasta que comprendió que había tenido una pesadilla y que hasta en sueños lo perseguía la muerte.

Estaba decidido: era su último día como chofer en la empresa de pompas fúnebres.

Prefería manejar un taxi.

Imagen: americalatinaunida.wordpress.com

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