Adiós by Manolo Echegaray


MasticadoresGlobal / Libres, digitales, inconformistas

Una sola palabra, a veces puede resumir toda una vida…

AC

Con el palito del chupete que había acabado, en la mano,
dudó un momento y luego, agachándose, escribió en la arena
húmeda por el agua de las olas que se deshacían al llegar a la
playa, pensando que era un buen mensaje de despedida:
¿Para qué necesitaba más palabras?

Allí, estaba todo lo que sentía, lo que sabía iba a llegar,
aunque el sol, traicionero, la desmintiera a veces.

Para ella, era el último día.
Se incorporó, miró la palabra que dejaba, con el sabor dulce
del chupete aun reverberándole en la boca, tiró lejos el
palito: Adiós verano, playa, mar, arena tibia, días de no hacer
nada…
Mientras el agua mansa borraba su despedida breve, ella se
puso las sandalias y empezó a caminar hasta el auto que
estaba estacionado más arriba.

manologo.wordpress.com

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EL CAMINO MÁS LARGO COMIENZA CON UN PASO


Se pierde entre los cerros que hubo que ir cortando para que las piedras le abrieran paso. El camino hace eses, sube y baja, a veces perforando nubes y siempre asombrándose ante el paisaje, que parece extraído de un sueño.

La Libertad, al norte de un Perú que es muy grande y variado, con montañas, con selvas, con desiertos, mar oceánico y el más alto mar interior del planeta… Y allí, en La Libertad, el camino que va de Otuzco a Usquil, la pequeña ciudad que está empinada sobre los tres mil metros.

Un Otuzco y Usquil que conozco por los relatos de mi padre y las fotografías que tomó hace ya muchos años, tal vez allá por 1938, cuando, ingeniero civil, construía caminos en la sierra de La Libertad.

Ingeniero, de esos, de casco, botas altas, mulas, campamento, frío, tierra y piedras. Ingeniero, que daba el primer paso, empezando caminos que, como las culebras, serpenteaban entre los matorrales y se abrían espacio desafiando montañas.

Ingeniero de teodolito y mira, de ésos, de los de antes, que hablaban castellano, quechua, aimara y también el inglés, para entenderse con los gringos; domador de los cerros, arador de desiertos, desbrozador de selvas… Solo guardo el recuerdo de lo que nos contabas en las noches limeñas y las fotografías, las que, en blanco y negro, registraron andares y aventuras suyas, las que hoy están en descansando en mi memoria.

Imagen: Carretera de Otuzco a Usquil, La Libertad, Perú, fotografía por Enrique Echegaray, 1938.

NEVADOS


Allí están, quietos, callados, guardianes de los siglos, entre la barriga del cielo y el lomo de la Tierra.

Alertas, vigilantes.

Han crecido hasta casi el azul y con su nieve blanca enfrían la ira, que cuando se distraen, puede bajar sobre la Tierra, destruyéndolo todo.

Entonces, los campos florecidos, las risas, las ovejas que balan, árboles y sembríos, el tañer de campanas y las conversaciones, se convierten en piedras que despliegan su muda soledad.

ImagenNevado. Huaraz, Perú. Foto: manolo echegaray.

SOLAMENTE PUEDO DECIR «¡GRACIAS!»


Ayer fui incorporado al Colegio de Periodistas de Lima, junto con otros cuatro profesionales, que son verdaderas personalidades.

La única palabra que encuentro es «¡Gracias!», que aunque corta, contiene dentro toda mi alegría -que comparto- y ese sentimiento que es una mezcla de orgullo y el de saber que es una distinción, inmerecida en mi caso, pero la hermosa realización de un sueño. Un sueño, en el que siempre tuve sana envidia de mis amigos periodistas, que son tantos y tantos. Ellos eran periodistas y yo solamente un juntaletras. Ahora, sigo siéndolo, pero además les puedo decir «colega» y eso me da mucha satisfacción, porque ser colega, además de amigo, me pone en la categoría de hermano, lo que es muy hermoso.

Repito que esta distinción es inmerecida -sin falsa modestia- porque yo, en mi vida, solo me divertí mucho escribiendo y también gocé enseñando… Si ello merece algún reconocimiento… ¡bienvenido sea!, porque demuestra que no me equivoqué.

Nunca voy a olvidar este honor.