PONGO ME OPONGO


Siempre se oponía. A lo que fuera.

Era “no” porque sí. En las encuestas, siempre escogía el casillero de “me opongo”.

Oponerse le causaba satisfacción. Se sentía importante y decía que “iba contra la corriente”, sin que en realidad tuviera algún motivo, lo moviera algo o conociera “la corriente”.

Oponerse era su vida, pero no se opuso a la muerte porque no vio venir el camión que se lo llevó de encuentro.

Imagen: http://www.teachertoolkit.co.uk