Mira que sabroso camina by Manolo Echegaray


MasticadoresGlobal / Libres, digitales, inconformistas

Hay quien tiene música al andar y su melodía invita a bailar…

AC

Cuandoellapasaba por la calle, todos la seguían con la mirada mientras se alejaba y los piropos volaban de una vereda a otra como palomas.

Entre los que la veían pasar por esa calle, a diario y casi a la misma hora, había un músico, que, puntual, se asomaba a la ventana y había encontrado una sola palabra que le brotó en la mente la primera vez que la vio, caminando calle arriba, con su falda floreada: cadencia.

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Mercado Persa by Manolo Echegaray


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Cundo hay muchas cosas juntas, a veces es más difícil encontrar alguna; nuestros ojos son menos cuando hay demasiado que ver…

AC

Allí se podía encontrar de todo: desde tornillos, hasta cuadros de grandes maestros de la pintura renacentista (en “oleografías”, por supuesto); desde televisores modernísimos hasta antiguas lámparas de Aladino, “confirmadas”, cada una, como reales y exclusivas.

En los vericuetos atestados de mirones, compradores y ladrones, se exhibía todo imaginable y aquello que la imaginación no alcanzaba ni siquiera a imaginar; allí, caminaba, como uno más, confundido entre el gentío multicolor, buscando lo que no había encontrado nunca a pesar de su empeño, y como este mercado se renovaba siempre, volvía cada tanto para buscar a su alma gemela.

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CORRIENTE


Le asombraba que la corriente fuera eléctrica, alterna, continua, marina, del río y suponía que por eso era tan corriente, tan común, aunque claro, la eléctrica era peligrosa y había que andarse con cuidado porque daba sacudones y podía matar, lo mismo que si a uno lo agarraba nadando la corriente de agua que recorre el mar, que traicionera, lo alejaba de la playa y sin más se lo tragaba; o si a un imprudente se lo llevaba la corriente del río, porque iba a terminar igual que los perros, que hinchados, flotaban aguas abajo.

Resultaba que no era tan corriente la corriente; corriente, sí, pero peligrosa.

Imagen: depositphotos.com