HAIKU


Poemas del Alfalfa

Sentado a las sombras de mi jardín,

una flor me saluda,

Yo le alcanzo mi mano,

ella, su perfume.

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¡MOSTRO! ¡MOFOSTROSO! ¡QUÉ PAJA! ¡BACÁN! ¡CHEVERENGUE! ¡EL DESPIPORRE! ¡ALUCINANTE! ¡QUÉ CHIDO! ¡EL NO VA MÁS!


Son palabras o frases que expresan una superlatividad superlativa y que son parte del habla popular peruana, a veces importadas de Argentina, Venezuela o México, pero que cuando son introducidas en el lenguaje, especialmente el de los jóvenes, se incorporan, se repiten y se ponen de moda.

Estoy seguro que mi listita está desfasada, porque debe haber palabras nuevas, que ya no escucho porque no salgo y no interactúo con personas fuera de la familia cercana (consecuencia pandémica) y otras que ya son material pasado y yacen acumulando polvo en algún rincón…

Con esto no quiero decir que la RAE, para el idioma español no sirve, sino que el habla y la invención de palabras demuestran ser mucho más rápidas que las instituciones…

El lenguaje se enriquece, aumentando constantemente, mientras que la Real Academia se toma su tiempo para verificar y certificar la validez de cada palabra que aparece como nueva o frecuente. Hay americanismos, colombianismos, chilenismos, argentinismos, peruanismos y muchos “ismos” más, por cuanto país americano de habla hispana hay…

Se incorporan palabras provenientes de otro idioma y también, primero llegan, se asientan y después –muchas veces tiempo después- son reconocidas y aceptadas “oficialmente”.

El uso y su frecuencia, hacen que las nuevas palabras cobren existencia y se mimeticen en el océano de palabras que forman parte del idioma español. El idioma está vivo y no necesita de un pasaporte para moverse… No soy filólogo, pero lo que hace la RAE, creo, no es encorsetar al idioma español, sino permitir que el tiempo y el uso aflojen un poco las correas, para dar carta de ciudadanía o “naturalizar” a las palabras nuevas, que llegan despeinadas y con pinta rara…

Imagen: http://www.t.13.cl