Día: 22 de septiembre de 2020
Lectura incompleta
Hace unos días vi una publicación en LinkedIn muy curiosa, que me gustaría diseccionar en dos partes.
Parte 1: Un miembro de LinkedIn mostraba la foto de una mujer dando el pecho a un bebé en una cafetería. Sobre la mesa había varios objetos…
El autor comentaba que era una vergüenza que tuviéramos que ver cosas así en las cafeterías o bares, que era incluso perjudicial para la salud y muchas cosas más.
Hubo bastantes comentarios insultantes hacia su persona, no solo le llamaron machista y misógino, sino cosas peores…
Parte 2: Inmediatamente después del texto inicial – parte 1-, el autor del post señala que es insano poner una chancla sobre la mesa, preguntándose que habría pisado antes en la calle. En efecto, en la foto se apreciaba perfectamente ese calzado sobre la mesa de la cafetería.
El autor, se refiere por tanto a la chancla sobre la mesa…
Ver la entrada original 268 palabras más
PEQUEÑA COMPAÑÍA
RECORDANDO CON MÚSICA

Claro que hay una obra de teatro de la cual se hizo una película y que se llamó “Recordando con ira”, pero mis recuerdos no tienen ira, sino música y esta, salvo raras excepciones, es feliz.
Para mí, la música es “memoriosa” y guarda esos instantes que construyen los recuerdos. Está presente casi siempre cuando escribo y hace que surjan temas que tenía olvidados, busca las palabras para que floten y vayan acomodándose, tomando la forma de sucesos, impresiones y figuras, esas que un día tuvieron importancia o fueron un chispazo tal vez poco advertido pero que ahí quedó atrapado, esperando el momento de volver a ser chispa e incendiar la pradera…
Sé que hay aquellos a los que cualquier sonido distrae y que necesitan del silencio para escribir, de un ambiente especial o de una especie de “puesta en escena” que los rodee y permita que las ideas fluyan y vayan llenando el papel o, modernamente, la pantalla de la computadora, sin embargo – y tal vez sea por mi trabajo como redactor publicitario, que ya tiene más de 50 años- yo puedo escribir en casi cualquier lugar, con bulla o silencio, en un sitio cómodo o a bordo de un ómnibus de transporte público; digamos que soy una especie de “todoterreno” para escribir: no importa dónde, escribo.
La música es y ha sido siempre mi “compañera de escritorio”, donde este estuviera y tomase la forma de una mesa o el equilibrio precario de un cuaderno de notas sobre mis piernas. Claro que la música la voy eligiendo y así como puedo modificar mi estado de ánimo con lo que escoja, por ende, lo que produzca escribiendo también dependerá de la música. Eso sí, tiene que ser música, no importa si es una canción con letra, pero el reguetón o el rap se salen del casillero.
Esto que estoy contando es lo que muchísimas personas hacen y no me creo un “exclusivo”, pero para mí, que cuando tenía muy poca edad, pidieron que no cantara el Himno Nacional en la formación del colegio, porque desafinaba todos con una voz tan entusiasmada como potente y “desorejada”, la música es parte importantísima de la vida, aunque no cante, tampoco toque instrumento alguno y siga siendo el mismo “desorejado” de la infancia.
Imagen: http://www.youtube.com
Debe estar conectado para enviar un comentario.