EL SUSTO


«Está asustado, unas pasadas de huevo se lo sacaran del cuerpo…» dijo el Chamán consultado primero a diez soles la consulta y cuarenta por el tratamiento de dos sesiones de huevoterapia…

Seguía con cara de estupor, no hablaba y bizqueaba los ojos a pesar del huevo, los ensalmos y las rezadas, a pesar de las velas prendidas de a dos y del pisco rociado como agua bendita sobre Gervasio…

Nada de desasustarse o mejorar alguito… Un chamán, un brujo, un curandero rezador y como doscientos soles más las velas, la botella de pisco y claro, los huevos, todo en vano…

Finalmente, aceptar el consejo de la vieja de enfrente, que al verla preocupada le preguntó qué pasaba y después de contar sus pesares y el mal que aquejaba al Gervasio, le preguntó qué traía en la cabeza y ella dijo que un pañuelo que se ponía para salir y cubrir los ruleros…

«En casa también lo usa…?» preguntó la vecina con tontito cachoso : «Noooo…» contestó con cara de ofendida, «Solo cuando salgo… En casa me lo quito…»

La vieja metiche rió desdentada y entre lágrimas y estertores que la risa le producía, alcanzó a decir: «Ahí está…! El Gervasio se asusta… De su cara con ruleros…!»

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