Después de la pandemia, los sobrevivientes tendrán un legado que si es que no se cambia ahora, lo más probable es que sea una herencia maldita, ponzoñosa, que vuelva con el paso del tiempo a un mundo pre coronavirus donde la regla ha sido «Lo mío es mío y lo tuyo, mío también»…
Todos hemos sido testigos de las órdenes del presidente Trump para comprar toda la producción de mascarillas respiratorias que fabrica una determinada empresa norteamericana y que lo que produzca sea solamente para los EEUU. Loable la actitud de protección para con sus ciudadanos la de mMr. Trump, pero según las reglas del mercado eso se llama acaparamiento y es propio de los delincuentes y piratas que pululan por cualquier mercado, precisamente …
El presidente de una potencia mundial está dejando como ejemplo a sus connacionales el egoísmo más absoluto, aquel que se mira a sí mismo sin importarle nada ni nadie; es la expresión de una individualidad salvaje y muestra la cara más brutal de un sistema económico donde la ley del más fuerte impera y los demás son eliminados sin ningún miramiento…
No me hace esto anti norteamericano, pero sí me permite llamar la atención sobre la necesidad de un cambio de óptica porque lo que tenemos, que es el veneno que está inoculando Trump, ha demostrado que no sirve y me parece increíble que «algo» sin cerebro, destruya lo que ha demostrado ser un castillo de arena de creencias.