Empezó como una llovizna finita, para que luego las gotas fueran haciéndose más grandes y se unieran formando una verdadera cortina de agua.
En todas partes del mundo, sin importar la hora, del cielo encapotado descendían violentos torrentes, arrasando íntegramente lo que estaba debajo…
El agua limpió la Tierra entera de lo que hubiese encima y dejó una esfera brillante; mientras, en algún sitio, alguien dijo mirando al agujero: «Ya está: He jalado el water…!».