Con su único ojo sano miró por el catalejo y lo que vio fue un promontorio de roca, un islote que era sobrevolado por lo que parecían pájaros; conforme el velero avanzaba lentamente empujado por el viento, los pájaros aparecían más grandes y no tenían traza de gaviotas o cormoranes.
Oscureció y a lo lejos se oía el batir del mar al estrellarse contra la piedra y un chillar extraño que como pitidos o graznidos se multiplicaba conforme las nubes dejaban ver la luna; volvió a usar el catalejo y lo que mostró fueron sombras oscuras que volaban haciendo círculos, retratadas contra el disco lechoso.
La mañana lo encontró desparramado por cubierta, mientras el catalejo rodaba de un lado para otro y los extraños e inmensos animales voladores se disputaban los restos del pirata y de seis marineros; los demás de la tripulación se habían ahogado tratando de ganar el promontorio y escapar de las aves que veían desaparecer su comida en el mar…
Imagen: http://www.fotocummunity.es
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